PREGUNTAS SOBRE JESUS. REFLEXIONES SOBRE EL JESUS HISTÓRICO. Por Javier Garin
Me escribe el señor Carlos Fernández pidiéndome precisiones sobre mis posturas en torno al Jesús histórico que procuraré responder metódicamente, agradeciendo su interés y la oportunidad de explicarme. Veamos:
1)“Saludos,
usted no me conoce, pero yo llegué a leer varios artículos suyos que compartió
en un grupo dedicado al estudio del Jesús histórico. No sé si le molestaría que
le hiciera unas preguntas relacionadas a Jesús de Nazareth como personaje
histórico y sobre la visión que usted tiene sobre él. Una cuestión que me llama
la atención es que en los artículos que dedicó al Jesús histórico usted remarca
que hay una “rebajación sistemática” o un tipo de “apologética anticristiana”
contra Jesús como maestro judío, para ello presenta un análisis que busca
contrariar todas las conclusiones a las que ha llegado la academia. Debo decir
de antemano que considero al retrato de Jesús como profeta apocalíptico uno de
los que resultan más fiables para tratar de acercarse al personaje histórico,
aun así, no me cierro a la posibilidad que señale la plausibilidad de un
retrato de Jesús que sea distintivo del que se tiene en el estudio académico
actual.”
RESPUESTA: Yo no procuro contrariar todas las
conclusiones a que ha llegado la academia. De hecho, muchas las suscribo
ampliamente. Resultan muy pertinentes y
útiles los estudios hechos sobre los textos que permiten comprender el
desarrollo cronológico y la superposición de material en ese tejido de escritos
y creencias que se llamó cristianismo primitivo y separar lo mítico de lo
histórico. Pienso que buena parte de ese trabajo ya se agotó, mientras no aparezcan
materiales documentales o evidencias empíricas nuevas.
Sinceramente, no creo que
haya una opinión uniforme de la academia. Hay, en todo caso, académicos que
opinan de distintas maneras sobre distintos temas con más o menos fundamentos.
Y aunque todos pensaran
igual, tampoco considero lícito, como expliqué en una nota (ver artículo "REFUTANDO OTROS MITOS DEL JESÚS HISTÓRICO" PARTE 2 ), apelar al “consenso
académico” para determinar si un hecho ocurrió y cómo. Los hechos históricos no
se establecen por consenso sino por pruebas. Todos los académicos pueden pensar
igual y sin embargo estar equivocados, como lo estaban los que creían que dos
objetos de distinto peso caen a velocidades distintas porque lo dijo
Aristóteles, presunta verdad milenaria que se reveló falsa cuando Galileo hizo
la prueba en la Torre de Pisa.
Lo que sostengo es que hay un sector de académicos que tienen una posición parcial y una visión negativa de la figura de Jesús, a la que pretenden rebajar por distintos medios, que he mencionado en mis notas (ver REFUTACION DE LOS MITOS DENIGRATORIOS DEL JESUS HISTÓRICO" PARTE 1). Básicamente, estos académicos con los que no concuerdo sostienen, entre otras afirmaciones que no demuestran (y que no son más que conjeturas, a veces en contra de la principal evidencia de que disponemos, que son los propios evangelios):
2) Que las doctrinas de Jesús carecen de relevancia para el mundo de hoy ya que su objetivo era político, terrenal y dictado por las circunstancias del momento, y pertenecía a la problemática de hace dos mil años;
3) Que Jesús no inventó nada y se limitó a hacer un refrito de doctrinas judías preexistentes;
4) Que Jesús era un xenófobo odiador que despreciaba y discriminaba a todos los no judíos;
5) Que Jesús quería ejercer la violencia, era violento y sus seguidores eran violentos;
6) Que Jesús era un zelote;
7) Que Jesús hacía un llamamiento a no pagar impuestos y hacer la guerra antirromana;
8) Que Jesús esperaba coronarse rey de los judíos en Jerusalén y le salió mal;
9) Que Jesús dirigía un escuadrón armado;
10) Que lo que le faltaba de armas y de ejércitos esperaba suplirlo por los ángeles;
11) Que pretendía derrocar al Sanedrín, a Poncio Pilato, al gobernador romano en Siria y restablecer el trono de Salomón como descendiente del rey David,
12) Que sus objetivos eran temporales;
13) Que esperaba que el Fin del Mundo viniera ya mismo y por tanto su ética era una ética de los últimos días, es decir, un conjunto de reglas, no para regir a la humanidad sino sólo para que los elegidos que esperaban el inminente fin de los tiempos se arreglaran en el entretanto;
14) Que el verdadero creador del cristianismo fue Pablo, quien utilizó la figura de Jesús como un fetiche hueco, como un cazabobos para atraer adeptos, adaptándola a su hábil y astuta teología, como una brillante operación de marketing;
1) Etcétera.
He explicado también por
qué ocurre esto. El anticristianismo es un fenómeno burgués que nace con la
Ilustración para minar el poder de la Iglesia y sentar las bases del moderno
capitalismo. Para ello se propuso, no sólo cuestionar las prácticas de la
Iglesia sino también mellar la figura misma de Cristo, primero negando su
existencia histórica y después intentando rebajar su significado y su aporte.
Esta corriente continúa en el presente con mucha fuerza en los ámbitos
intelectuales, aunando a la derecha burguesa y la izquierda socialista en un mismo
objetivo de descristianización (ver REFUTACION DE LOS MITOS DENIGRATORIOS DEL JESUS HISTÓRICO PARTE 1).
Además, en algunos casos,
ciertos académicos puntuales tienen motivos personales para sostener posturas antijesuanas.
Piñero, por ejemplo, profesa un anticlericalismo bastante notorio y da charlas
para la masonería. En España, la Iglesia está fuertemente comprometida en el
apoyo a la dictadura de Franco y es explicable que los sectores progresistas la
odien y la combatan. Eso influye en las posiciones anticristianas de ciertos
sectores españoles, para los que escribe Piñero. Lo mismo sucede con algunos académicos
o escritores de best sellers norteamericanos, que se pusieron de moda sosteniendo
el nacionalismo judío de Jesús en concomitancia con el ascenso del Tea Party y
de Donald Trump, con su revival del nacionalismo xenófobo, tratando de presentar
a Jesús como uno de los suyos, un nacionalista odiador. También hay posturas
individuales motivadas por cuestiones que escapan al análisis ideológico, como
el caso de Ehrman, un señor que en su juventud fue un fanático de ultraderecha
fundamentalista evangélica y ahora, arrepentido, es un cruzado del ateísmo
recalcitrante. O como el musulmán Reza Aslan, que intenta extender a Jesús las
posiciones belicistas de Mahoma. ( ver artículo "REFUTANDO OTROS MITOS DEL JESUS HISTÓRICO" PARTE 2)
Con esto quiero significar
que no hablamos de académicos neutros sino de personas fuertemente imbuidas por
posiciones personales, políticas y filosóficas actuales. Sus creencias,
prejuicios y valores influyen directamente en la presentación que hacen de
Jesús, que es altamente parcial e intencionada.
No estamos hablando de
astrofísica o de química, sino de la figura más relevante de la historia occidental,
y el juicio que se hace sobre ella es inevitablemente tendencioso.
Por tanto, yo no creo que la postura
de ciertos académicos sea fiable. Creo que marcadamente antijesuana y propugna mitos seculares de rebajamiento, porque en el fondo no
les gusta Jesús, querrían desacreditarlo y convertirlo, como dice Baudelaire,
en “un pobre feto de flacura irrisoria”, o como dice Piñero, en un “profeta
fracasado sin valor para el presente”.
El concepto de “fiable” es,
pues, altamente subjetivo.
Sin embargo, yo no estoy en
contra de la caracterización de Jesús como un “profeta apocalíptico”. Creo que
lo fue. En eso tienen razón los académicos que lo afirman. La visión apocalíptica
era un rasgo común y muy difundido tanto en el judaísmo del Segundo Templo como
en el cristianismo primitivo. En Mateo encontramos el sermón escatológico de
Jesús y no hay nada que nos lleve a pensar que efectivamente él no creyera en
el Fin de los Tiempos y lo predicara. El Apocalipsis atribuido a Juan, así como
los diversos apocalipsis que por entonces pululaban corroboran que era una visión
muy extendida.
Lo que sí postulo como
factible es que ciertas afirmaciones inminentistas de Jesús en materia
escatológica pudieron ser, no creencias reales, sino recursos de predicación.
Está demostrado a lo largo de la historia que los predicadores utilizaron
constantemente y con invariable éxito la predicación del fin del mundo
inminente para lograr el arrepentimiento y la conversión de infieles. El caso
español de San Vicente Ferrer es bastante notorio. Cada vez que lanzaba sus
anticipos apocalípticos lograba conversiones por decenas y aún por centenares
en un solo día, como expongo en mi libro “Anticristo”. En definitiva, ni yo ni
nadie puede aseverar lo que verdaderamente pensaba Jesús, si creía en un fin
del mundo inminente o sólo apelaba a ello para lograr conversos, como hicieron
todos los predicadores posteriores. Pero no puede descartarse. Alguno dirá que
ello implica pensar que Jesús mentía a sabiendas, y yo creo que en realidad
significaba que alguien convencido de lo que predicaba exageraba el dramatismo mediante la inminencia para
lograr más efecto. Es perfectamente posible.
2) Usted en uno de sus blogs afirma que Jesús de Nazareth no fue un sedicioso, en el sentido que no era un revolucionario armado y que no era un antirromano en un sentido estricto, sino que estaba a favor de la renovación espiritual de Israel y que ese era su único interés, incluyendo a los gentiles (fundando una escuela judía universalista). ¿Cree poder explicar más a profundidad ese punto? ¿Cree que Jesús haya visto de buena manera a los gentiles? De ser así ¿Cómo explica pasajes como Mateo 10: 5 (donde Jesús prohíbe a sus discípulos de predicarle a los gentiles y de entrar a ciudades samaritanas) y Mateo 15: 21-28 (donde él declara que “fue enviado a las ovejas perdidas de la casa de Israel”)?
RESPUESTA: En efecto,
pienso que Jesús fue uno de los grandes maestros espirituales de la Humanidad y
que su misión era espiritual y no temporal. En todo caso, los cambios sociales o
políticos que se derivasen de su predicación eran consecuencia de la conversión
y mejoramiento interior de los creyentes.
La postura de Jesús en este punto no es diferente a la de muchos profetas ni a la que surge de distintos pasajes del Antiguo Testamento: los males que sufre Israel no son culpa de la maldad de sus enemigos sino de su inconstancia e incumplimiento de sus deberes para con Dios. El pueblo es derrotado, castigado, hecho prisionero, llevado al exilio, despojado de su reino y de sus bienes por un único motivo: su desobediencia e infidelidad religiosa. Nabuconodosor es presentado en la Biblia como una herramienta de Dios para castigar a los judíos. En el libro de Daniel, por ejemplo, el papel de Nabuconodosor como ejecutor del plan de Dios respecto del pueblo elegido es señalado en reiteradas oportunidades (Dan 2:37 Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Dan 2:38 Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo). En Esdras se presenta a Ciro el Grande como llevando a cabo un propósito divino (1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo:...). La cuestión no era derrotar militarmente a los babilonios o a los persas sino volver a Dios y recuperar el camino espiritual, la fe en Dios. Los enemigos de Israel prosperan en castigo a su idolatría, a su corrupción. Esto lo dicen una y otra vez los profetas, que amonestan al pueblo y a las autoridades en nombre de Dios diciendoles que por sus pecados e idolatría serán entregados a la opresión de otros pueblos, y no serán redimidos si no se arrepienten.
Unos breves ejemplo que pueden reproducirse por cientos: Ezequiel: 4, 16: Me dijo luego: Hijo de hombre, he aquí quebrantaré el sustento del pan en Jerusalén; y comerán el pan por peso y con angustia, y beberán el agua por medida y con espanto, 17 para que al faltarles el pan y el agua, se miren unos a otros con espanto, y se consuman en su maldad. (...) 15; 6 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: Como la madera de la vid entre los árboles del bosque, la cual di al fuego para que la consumiese, así haré a los moradores de Jerusalén. (...) 18: 31 Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Oseas: 8: 7 Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará harina; y si la hiciere, extraños la comerán. 8 Devorado será Israel; pronto será entre las naciones como vasija que no se estima. Amós: 2: "6 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. 7 Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. 8 Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados beben en la casa de sus dioses. (...) 6, 14: "Pues he aquí, oh casa de Israel, dice Jehová Dios de los ejércitos, levantaré yo sobre vosotros a una nación que os oprimirá desde la entrada de Hamat hasta el arroyo del Arabá."
Por tanto, no tiene nada de raro que Jesús no se dedicara a atacar a los romanos. En todo el Nuevo Testamento no hay un solo versículo, ni en los Evangelios ni en Hechos ni en las Epístolas, en que se ataque a los romanos. Es un tema ausente.
Resultaría sumamente
llamativo que Jesús fuera un líder antiimperialista que no arremetió jamás en
su predicación contra sus enemigos romanos, como tampoco lo hicieron sus discípulos (ver JESUS NUNCA FUE UN NACIONALISTA VIOLENTO".
Esto es porque en la lógica
tradicional judía el problema no eran los romanos sino la falta de fe, la
idolatría y los pecados del pueblo judío.
En el sentido profético
tradicional, lo que había que hacer era reformar al pueblo para que cumpliera
la ley de Dios y abandonara la idolatría o las ideas erróneas. Logrando esto,
los enemigos externos perderían su poder, porque Dios volvería a proteger a su
pueblo.
Esta visión, que apunta al
perfeccionamiento espiritual del pueblo y de sus clases gobernantes, más que a
la lucha contra los enemigos externos, es la visión profética tradicional. Y también
es la postura de Juan el Bautista, que se dedica a llamar al arrepentimiento de
los pecados y a increpar a los fariseos, los herodianos, Herodes y su corte, y
no habla jamás en contra de Roma, ya que no le interesa. (VER JUAN EL BAUTISTA, EL MAESTRO DE JESUS" ). Si se derrotan los
pecados del pueblos y triunfa la conversión, Roma dejará automáticamente de ser
un problema.
Jesús era discípulo de
Juan el Bautista y pensaba igual, continuó su predicación, aunque por otros
medios. (ver "JESUS PREDICADOR DE LA QUINTA SECTA JUDÍA") (ver tambien "JUAN EL BAUTISTA, EL MAESTRO DE JESUS")
Aunque inicialmente la
preocupación y la prédica de Jesús se dirigía a los judíos, pronto se observó
que no excluía a otros grupos, o al menos eso es lo que señalan los evangelios,
en los que aparecen sermones y milagros en favor de samaritanos, siriofenicios
y hasta centuriones romanos.
En el pasaje de Mateo
que usted menciona, Jesús envía a sus discípulos a predicar con plena autoridad
y en forma organizada, disponiendo que se concentren en la Casa de Israel, y
que no se dediquen a samaritanos ni a gentiles. El motivo es la estrategia de
propagación. Quien sabe de política y de milicias sabe que primero hay que consolidar
el territorio. Ante recursos de predicación limitados, el mandato es: ganen
adeptos entre los judíos. Esta es la primera etapa de la predicación. Por eso dice:
“Por camino de gentiles no
vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, sino id antes a las ovejas
perdidas de la casa de Israel.”
El texto se entiende
claramente, y no significa, como algunos académicos pretenden, excluir a
samaritanos y gentiles, sino priorizar las “ovejas perdidas de la casa de Israel”,
ya que hay que afianzar la base territorial y nacional. Es una prioridad en los
esfuerzos y no una exclusión. Así aparece reflejado también en Pablo, el
apóstol de los gentiles, en Romanos, 1:16: “Porque no me avergüenzo del
evangelio de Cristo, porque es poder de
Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también
al griego”.
Lo mismo se
desprende de la anécdota de la curación de la hija de la mujer cananea,
episodio que he explicado en otro de mis artículos. Allí se ve claramente que
si bien Jesús consideraba que su misión era dirigirse al pueblo de Israel,
mediante la fe demostrada por la mujer cananea acepta realizar un milagro a
favor de una infiel, rompiendo las barreras del nacionalismo judío. Es un claro
acto de ruptura de fronteras y de apertura hacia el mundo.
Jesus, siguiendo los
lineamientos de Juan el Bautista (Ver "JUAN EL BAUTISTA, EL MAESTRO DE JESUS", acogía a los publicanos y a los soldados que
estaban al servicio del poder imperial romano. Si hubiera sido un nacionalista
fanático, los habría perseguido y atacado por traidores.
Sabemos que la
rebelión de Judas el Galileo ocurrió cuando Jesús era un púber, y que los
líderes de la revuelta antirromana fueron crucificados a apenas cinco
kilómetros de la carpintería de José. La predicación que emprende Jesús
posteriormente se divorcia por completo de la de Judas el galileo. No sólo aconseja
pagar los tributos a Roma (a diferencia de Judas) sino que se concentra en
criticar y atacar a las clases altas judías sin ocuparse de los romanos.
En varios de
mis artículos toqué este punto y demostré citando los Evangelios y
especialmente a Flavio Josefo, que Jesús no era un zelote nacionalista sino que
su política era todo lo contrario. Supongamos que los Evangelios hubieran sido
adulterados: el testimonio de Flavio Josefo es muy claro y diferencia con total
nitidez a Jesús (ese hombre sabio y justo según el historiador judío) de los
zelotes, la cuarta escuela fundada por Judas el Galileo y Saduco, a quienes
trata de ambiciosos, fanáticos, irresponsables que con su ambición y su odio
causaron la ruina del país. (ver artículo "JESUS NUNCA FUE UN NACIONALISTA JUDÍO VIOLENTO")
Esto nos lleva al convencimiento
de que la prédica de Jesús era por completo diferente a la de los zelotes, que
no hacía hincapié en la situación política sino en la espiritual, que buscaba
la liberación del pueblo a través de la purificación espiritual y el
arrepentimiento de los pecados, y que era esencialmente pacífica.
Jesús
proponía la concordia y la resistencia pacífica y cuando habla de que no viene
a traer la paz sino la espada se refiere metafóricamente a la disensión que va
a provocar su doctrina entre los judíos, haciendo que padres e hijos se peleen,
pues el camino que propone es una transformación radical del pueblo, no la
guerra contra Roma.
Son
innumerables los pasajes del Evangelio que apoyan esta postura pacífica de
Jesús, de perdón hacia al ofensor, de amor no sólo hacia los amigos sino también
hacia los enemigos, de no resistencia al mal, de dar también la capa al que
robó la bolsa, etcétera.
La posición que Jesús
tiene respectos de los no judíos es subrayada reiteradamente en los Evangelios
a través de anécdotas concebidas especialmente para demostrar el cambio de
significado respecto del judaísmo preexistente. Jesús favorece a los no judíos en
reiteradas oportunidades, aunque ello era considerado ofensivo por los judíos.
Tal como expone Pablo: Jesus vino para salvar primeramente
a los judíos y luego a los gentiles. Vale decir, para usar términos más
modernos: el movimiento creado por Juan el Bautista y Jesús era expansivo,
tenía un programa de expansión bien organizado, apuntaba en primer lugar a afianzarse
entre los judíos para consolidar su base de operaciones, pero ambicionaba extenderse
a su debido tiempo fuera de Israel. Esto tampoco era nuevo: de hecho, en las
sinagogas de todo el Mediterráneo oriental había prosélitos gentiles que
asistían en calidad de hombres justos amantes de Dios sin ser judíos. Pablo no
hubiera podido llevar el cristianismo a los gentiles si las semillas de esa
posición o su mera posibilidad no hubiese estado ya contenida en la predicación
original de Jesús.
En uno de mis
artículos he señalado que dentro del judaísmo existían desde antiguo dos
corrientes: una nacionalista y exclusivista racial y una universalista (Ver "JESUS PREDICADOR DE LA QUINTA SECTA JUDÍA"). Esto
tampoco era nuevo. Jesús no hacía más que adscribir a una corriente de
pensamiento de sólida tradición universalista en el mundo judío, tan importante
por lo menos como la corriente nacionalista estrecha. Esto aparece reflejado en
múltiples pasajes del Antiguo Testamento.
3) Descarta como
histórico el relato mencionado en Mateo 15:21-28 y Marcos 7: 24-30, en el que
Jesús le dice perro a la mujer gentil y se niega a sanar a su hija hasta que
ella se postra ante él, por el hecho que se menciona un milagro, pero si no
estoy equivocado la academia admite este pasaje porque corresponde con el
perfil de un judío de la época y porque el milagro no parece ser de tipo
sobrenatural. ¿Qué opina al respecto? ¿Considera que se trata de una alegoría
este relato?
RESPUESTA: Tal como
expliqué en otro artículo (ver "REFUTANDO OTROS MITOS DEL JESUS HISTÓRICO"), Jesús no llama perro a una mujer ni a una niña
enferma. Los académicos antijesuanos que dicen eso deben ser muy malintencionados para suponer que Jesus era un hombre
tan repugnante y despreciable que iba a insultar a una criatura enferma o a una
madre desesperada. A eso es lo que me refiero cuando hablo de tergiversación y
mala fe antijesuana.
Lo que hace Jesús es realizar
un símil. La comida destinada a los hijos no debe darse a los cachorros. No
llama perra a la mujer ni a su hija. Dice que su don está destinado a Israel (que
son en la creencia judía tradicional el pùeblo elegido) antes que a los gentiles, que tiene una prioridad. No hay insulto alguno, y la mujer no se siente
insultada en ningún momento. Luego, como ya expliqué, dice que por la gran fe
de la mujer le es concedido lo que pide; la conclusión de la historia es:
no sólo se salva el hombre por la sangre, por ser judío y pertenecer a la casa
de Israel, sino también por la fe. Típica teología paulina. Ahora bien:
tal como también expliqué en otro artículo, ese episodio no es histórico. La
mayoría de las anécdotas que se relatan en los evangelios no deben tomarse como
episodios históricos sino como parábolas o misrah cuya finalidad es transmitir
una enseñanza. La enseñanza en este caso es esa: la fe salva a quienes no son judíos por la sangre.
Cuando digo que el episodio no es real es porque, como historiadores, debemos descartar todos aquellos milagros sobrenaturales. Realmente es imposible que alguien pueda curar una enfermedad mental con sólo pronunciar unas palabras a la distancia. La experiencia ha demostrado que se puede curar mediante sugestión muchas enfermedades mentales, pero de ninguna manera se puede sugestionar a un paciente al que no se tiene presente ni en contacto (la niña no estaba presente, sino en su casa. Este último detalle no aparece en Mateo pero sí en el primer evangelio, el de Marcos, donde dice: "Y cuando llegó ella a su casa, halló que el demonio había salido, y a la hija acostada en la cama."). Por tanto es claro que se trata de un milagro increíble e inaceptable como hecho real. Es un invento de los evangelistas con la finalidad de demostrar lo contrario de lo que quieren entender los académicos antijesuanos: que Jesús admitía salvar a los gentiles que tuvieran fe. Pero desde ya que todo el episodio es una pura invención evangélica y no un hecho histórico.
El discurso oculto antirromano
está tan oculto que no se lo ve por ninguna parte. No hay un sólo pasaje de los
Evangelios donde se hable contra Roma, ni en forma abierta ni en forma oculta. Lo
del discurso oculto es una mentira más de quienes, a falta de pruebas, tienen
que inventar e improvisar.
Jesus no tiene discurso antirromano
ni antiimperialista., lo que es al menos raro en un líder guerrillero
nacionalista como lo quieren presentar.
Tanto Jesus como Juan el Bautista (ver "JUAN EL BAUTISTA MAESTRO DE JESUS") acogen y bautizan y tratan con soldados y publicanos, Jesus cura al sirviente del Centurión y hay otros episodios ya comentados donde sana a gentiles. Son tan claros los Evangelios en esto que hay que acudir a invenciones o interpretaciones rebuscadas para decir lo contrario.
Veamos el episodio, también
milagrero y no histórico, del endemoniado de Gerasa, según Lucas: “Por fin
llegaron a la tierra de Gerasa, que está al otro lado del lago, frente a
Galilea. 27 Al bajar Jesús a tierra, salió del
pueblo un hombre que estaba endemoniado, y se le acercó. Hacía mucho tiempo que
no se ponía ropa ni vivía en una casa, sino entre las tumbas. 28 Cuando
vio a Jesús, cayó de rodillas delante de él, gritando:
—¡No te metas
conmigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo! ¡Te ruego que no me atormentes!
29 Dijo esto porque
Jesús había ordenado al espíritu impuro que saliera de él. Muchas veces el
demonio se había apoderado de él; y aunque la gente le sujetaba las manos y los
pies con cadenas para tenerlo seguro, él las rompía y el demonio lo hacía huir
a lugares desiertos. 30 Jesús le preguntó:
—¿Cómo te
llamas?
Y él contestó:
—Me llamo
Legión.
Dijo esto porque
eran muchos los demonios que habían entrado en él, 31 los
cuales pidieron a Jesús que no los mandara al abismo. 32 Como
había muchos cerdos comiendo en el cerro, los espíritus le rogaron que los
dejara entrar en ellos; y Jesús les dio permiso. 33 Los
demonios salieron entonces del hombre y entraron en los cerdos, y éstos echaron
a correr pendiente abajo hasta el lago, y allí se ahogaron.
En esta anécdota
sobrenatural del fantasioso Lucas no se ve por ningún lado un discurso antirromano
oculto, salvo que se considere como tal el nombre de los demonios: “legion”. ¿Sería
antirromano porque compara a los demonios con una legión romana? No. El propio
texto explica que se llama legión porque son muchos demonios y no uno solo. Por
otra parte, el autor del Evangelio, Lucas, secretario de Pablo, es uno de los
evangelistas más prorromanos y progentiles, defiende a capa y espada la
política de incorporación de gentiles de Pablo y canta sus alabanzas en “Hechos”.
¿Cómo podría haber escrito un pasaje antirromano? De mas está decir que se
trata de otro episodio ficcional y no histórico.
Sobre el Testimonio Flaviano
y la diferenciación que hace de Jesús respecto de los zelotes, presentando a
aquel como un hombre sabio y justo y a estos como unos revoltosos insensatos y
violentos, ya escribí varias veces (VER JESUS NUNCA FUE UN NACIONALISTA VIOLENTO"). Es claro que Flavio Josefo alabó a Jesús
precisamente porque no es como los zelotes, a quienes odia y atribuye la responsabilidad
en la destrucción de Jerusalén y del judaísmo a manos de los romanos con sus locas
sublevaciones.
6) Hablando
sobre el apocalipticismo en la predica de Jesús, usted indica que él no era un
predicador apocalíptico y que en realidad su escatología se asemejaba a la
presente en el milenarismo, y que el utilizaba la apocalíptica como discurso de
proselitismo, de ser ese el caso. ¿Cómo interpreta (desde un punto de vista
histórico) los dichos donde Jesús anuncia la inminente llegada del Reino de
Dios? ¿Considera que los pasajes de Mateo 16: 27-28, 23:36 y 24:34, Lucas 9:27
y 21:32, y Marcos 9:1 (donde Jesús dice que el Reino de Dios llegará lo más
pronto posible y que no “pasará de esa generación) como históricos o que estos
tienen otro sentido interpretativo dentro de la investigación histórica?
RESPUESTA: Usted
me ha interpretado mal, o no me supe explicar correctamente. Yo considero que Jesús era un predicador escatológico y
que compartía las creencias apocalípticas, muy en boga en su tiempo. Creo que
no podemos saber qué pensaba en cuanto a cuándo ocurriría el fin del mundo, ya
que sus palabras son contradictorias: por un lado afirma que éste es inminente
y por otro dice que sólo Dios sabe los tiempos, evitando pronunciarse con
claridad. Mi opinión es, tal como expliqué anteriormente, que probablemente el
inminentismo apocalíptico era un recurso de predicación para acelerar las conversiones,
tal como ocurrió repetidamente a lo largo de la historia del cristianismo.
Lo que sí rechazo con energía
es la ridícula teoría de que Jesús pensaba que en la Pascua en que fue
crucificado se iba a producir el advenimiento del Reino y el Día del Juicio y que los ángeles del cielo iban
a bajar a auxiliarlo a destronar a las autoridades. Esta fantasía novelesca de cierto escritor norteamericano es tan absurda y ridícula que no hay manera de comprender cómo un
investigador puede sostener tal cosa sin tener la menor prueba y encima
presentarse como un estudioso serio. No hay una sola evidencia ni indicio que
Jesús pensara semejante disparate.
RESPUESTA: Jesús
dijo claramente que no venía a abrogar la ley sino a cumplirla. Su relación con
la ley judía era de acatamiento y reinterpretación. Era normal en el judaísmo
que hubiera distintas esceulas y distintas visiones sobre cómo interpretar la
ley. Las escuelas divergentes de Shamai y Hilel así lo demuestran. No se
consideraba que tener interpretaciones distintas fuese herético. Usted recuerde
que en distintos pasajes de los Evangelios los enemigos de Jesús intentan
tenderle trampas para poder acusarlo de blasfemar. Sólo lo consiguen en la
escena del Sanedrín, cuando Jesús responde “Tú los has dicho” y el sumo
sacerdote se rasga las vestiduras porque considera que ha blasfemado. De manera
que la predicación de Jesús no apareció como violatoria de la ley judía, aunque sí era incómoda para las autoridades, ya que cuestionaba duramente a
saduceos y fariseos, pero sobre todo atacaba la corrupción del templo, que era
el negocio de los saduceos, vale decir, la clase alta judía, que fueron quienes
finalmente lo hicieron crucificar bajo las falsas acusaciones de blasfemia y
sedición. Tuvieron que inventar que quería proclamarse rey para así tener eco
ante las autoridades romanas, pues también queda claro en los evangelios que
Poncio Pilatos no lo consideraba culpable, entre otras razones porque el único
delito que les interesaba a los romanos era el de sedición. Por razones
políticas Pilato cedió a la presión de las autoridades judías, que eran las
verdaderas afectadas por la predicación de Jesús y sus ataques a las políticas
seguidas en el Templo y a los mercaderes (parientes y protegidos de los
saduceos).
En resumen:
Jesús se erige ante las autoridades como un cuestionador de la corrupción
imperante. Lo que ataca es que las autoridades no cumplen con la ley, la deforman
y la utilizan en su propio provecho.
Jesus reclama un
regreso a una religiosidad más pura, espiritual e interior. Uno de los puntos
principales de su predicación es el ataquer a la hipocresía, al fingimiento de
la religiosidad a través de la práctica de rituales exteriores, que habían
venido a reemplazar la espiritualidad profunda.
De la misma
manera, Jesús predica un retorno a la ley y los profetas, y rechaza las
elaboraciones de los fariseos, los 613 mandamientos que reglan la conducta
hasta en el mínimo detalle. Sostiene que esos no son mandamientos de Dios sino
de los hombres.
Su relación con
el Sabat es característica. Jesús entiende que el Sabat está hecho para el
hombre y no el hombre para el Sabat, lo que significa que cuestiona la rigidez
exterior en la observancia del Sabat y no se preocupa por las infracciones
menores. Busca que el Sabat sea un día de contemplación espiritual y no de rituales
vacíos.
Los mismo sucede
con otros famosos episodios evangélicos en que Jesús rompe con mandamientos
tales como el de lavarse las manos antes de comer. Los rompe porque no los considera
emanados de Dios sino de los fariseos.
Pero la mayor
ruptura con la interpretación judía ortodoxa de entonces se da en el trato con
los “indeseados”, en el que tanto Jesús como sus discípulos empiezan a
transgredir prohibiciones tradicionales, haciendo milagros para gentiles, quebrantando
las disposiciones acerca de la pureza e impureza de los alimentos (ver artículo REFUTANDO OTROS MITOS DEL JESUS HISTÓRICO), reuniéndose
con publicanos y prostitutas, etcétera.
En consecuencia,
podemos decir que la relación de Jesús con la ley judía es de búsqueda de una
mayor espiritualidad, sencillez y naturalidad, dando importancia a una ética fundada
en el amor antes que en el cumplimiento externo de rituales y normas
introducidas por los fariseos.
Al mismo tiempo,
es un llamado a arrepentirse de los pecados y a combatir la corrupción
imperante en las prácticas religiosas de su tiempo, lo que lo lleva inevitablemente
a confrontar con las autoridades, a las que señala como principales
responsables de ese estado de pecado en el pueblo.
Se trata, por
tanto, de un reformador religioso. No tiene en sus planes fundar una nueva religión.
De hecho, el judeocristianismo no aparece como una nueva religión sino como un
desprendimiento o secta disidente. Por eso yo sostengo, apelando a la
clasificación elaborada por Flavio Josefo, que en su época había cinco sectas o
escuelas: 1) la de los saduceos; 2)la de los esenios; 3) la de los fariseos; 4)
la de los zelotes o nacionalistas fanáticos, desprendimiento de la anterior; y
5) la nueva secta creada por Juan el Bautista y continuada y ampliada por
Jesús. (ver "JESUS PREDICADOR DE LA QUINTA SECTA JUDÍA"; ver también JUAN EL BAUTISTA, EL MAESTRO DE JESUS")
Esta quinta
secta comparte algunos elementos y creencias de las otras, pero los reelabora a
su manera.
Uno de los principales
defectos de la literatura especializada actual sobre el Jesús histórico es su
desprecio por las elaboraciones doctrinarias, teológicas y filosóficas de los autores clásicos que abordaron las
doctrinas jesuanas. Creen que no tienen nada para decir, que no son científicos
sino literatos o apologetas. Y esta subestimación es muy grave ya que impide a
los actuales cultores del Jesús histórico intentar comprender cómo ha sido interpretado
Jesús a través del tiempo.
Yo utilizo dos
ejemplos sobre los aportes de los pensadores por fuera de la academia, y ambos
son rusos.
Dostoieski
realiza la mejor interpretación de la parábola (la llamo parábola porque no es
un hecho histórico sino algo que se cuenta sobre Jesús con la finalidad de
adoctrinar, y muy probablemente se trata de una historia inventada por el
propio Jesús para enseñar a sus discípulos) de las Tres Tentaciones. Nada de lo
que se haya escrito al respecto es superior a la tesis que despliega Dostoieski
en el cuento del Gran Inquisidor, en “Los Hermanos Karamazov”.
El otro ejemplo
es Tolstoi, que hizo una reflexión profunda, sincera y no dogmática sobre las
doctrinas jesuanas, reflexión que sirvió de inspiración a Ghandi y a Martin
Luther King acerca de la doctrina de no resistencia al mal. Cuando Tolstoi lee pasajes del
Evangelio a un rabino, este le contesta: “eso está en el Talmud, aquí o allá”.
Todo menos la no resistencia al mal. Pero el rabino le responde con justa
incredulidad: “¿Acaso los cristianos practican esos preceptos? ¿Acaso renuncian
a la venganza y ofrecen la otra mejilla?”.
Encuentra allí, en ese punto que no
aparece en el judaísmo, la mayor innovación de Jesús en su interpretación de la
ley. En mi libro Anticristo me extiendo sobre este punto. Transcribiré unos párrafos:
En 1884 Tolstoi decide hacer públicas
sus indagaciones en un libro titulado “En qué consiste mi fe”, el cual provoca
un escándalo y es inmediatamente prohibido por la censura, aunque logra enorme
difusión en el extranjero. Allí sostuvo de manera cristalina su convicción de
que era una herejía anticristiana aquella religión oficial llamada
cristianismo. “Esta difiere, en mi opinión, de aquella de Cristo en muchos
puntos, entre los cuales constaté, ante todo, la supresión del mandamiento que
nos prohíbe que nos opongamos al mal con la fuerza”. Buscó respues ta a sus
dudas en el Sermón de la Montaña, la parte en apariencia más clara y cristalina
de los Evangelios, “y siempre experimenté la misma cosa: por una parte,
entusiasmo y enternecimiento al leer aquellos versículos que exhortan a
presentar la mejilla, a abandonar los bienes, a estar en paz con todo el mundo,
a amar a los enemigos; por otra parte, una especie de decepción. (…) Exhortaba
a una renunciación demasiado absoluta de todas las cosas, lo cual aniquilaba la
vida misma como yo la comprendía”. Las explicaciones teológicas
contemporizadoras, según las cuales el Sermón de la Montana da indicaciones de
la perfección a que debe aspirar el hombre, pero que el pecador no puede
esperar alcanzar en plenitud, no lo satisfacían: “se me antojaba muy extraño
que Jesucristo, conociendo previamente la imposibilidad del hombre de practicar
su doctrina por sus propias fuerzas, dictase reglas tan admirables, tan
precisas”. Pero sólo después de rechazar todas las interpretaciones “de la
crítica sabia y las de la sabia Teología”, y de aplicar a sí mismo la
ingenuidad y pureza recomendadas por Jesucristo: “Si no os volvéis como niños
pequeños, no entraréis en el reino de los cielos…”, comprendió de repente lo
que no había comprendido antes. “El pasaje que fue para mí la clave de todo es
el versículo 39 del capítulo V de Mateo: “Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo
y diente por diente”. Yo, empero, os digo que no hagáis resistencia al
agravio”. Mandamiento éste último que nunca había entendido, y ni siquiera
solía recordar, cegado por los preconceptos sociales. Súbitamente, comprendió
que no se trataba de una metáfora ni de una “aspiración inalcanzable”: que
debía interpretarse literalmente, pues Jesucristo no dijo más que lo que dijo.
“Comprendí que Jesucristo no exhorta a presentar la mejilla y a abandonar la
túnica, para imponerse padecimientos; sino que exhorta a no resistir al mal,
aunque la práctica de ese precepto pueda ir acompañada de dolores”. “En cuanto
comprendí el sentido simple y exacto de esas palabras (…) tornóse claro lo que
parecía contradictorio (…). Por todas partes repite Jesucristo muchas veces que
el que no ha cogido su cruz, el que no ha renunciado a todo, – dicho de otra
manera, el que no está dispuesto a soportar todas las consecuencias de la
doctrina de la no resistencia al mal–, no puede ser su discípulo. A sus
discípulos dijo Cristo: “Sed po bres, estad dispuestos a sufrir, sin
resistir al mal, las persecuciones, los padecimientos y la muerte”. Y El mismo
se dispone a sufrir y morir sin resistir al malo; amonesta a Pedro por
manifestar tristeza, y al fin muere exhortando a no resistir al mal y a
permanecer fieles a su doctrina. Todos sus primeros discípulos observan esa
regla de la no resistencia; toda su vida son pobres, perseguidos, y nunca
devuelven el mal por el mal. (…) No opongas resistencia al malo quiere decir:
no opongas nunca resistencia al mal, esto es: no cometas jamás violencia; en
otros términos: no cometas nunca ningún acto contrario al amor. Si te insultan,
sufre el agravio y, a pesar de todo, no recurras nunca a la violencia”.11 Esta
comprobación iba en contra de todo lo que había aprendido desde la más tierna
infancia. “Me enseñaron que Jesucristo es Dios y que su doctrina es divina;
pero, al mismo tiempo, enseñábanme el respeto de las instituciones que
garantizan por la violencia mi seguridad contra los malos y me enseñaban
también a considerar como sagradas dichas instituciones. Enseñábanme a oponer
resistencia al malo, me inculcaban la idea de que es vergonzoso ceder al malo y
muy loable resistirlo. Me enseñaban a juzgar y a castigar, enseñábanme también
el oficio de las armas, es decir, a resistir al malo por el crimen; y al
ejército de que yo formaba parte, le llamaban el ejército amado de Cristo (…).
Además, desde mi niñez hasta la edad adulta, me enseñaron a venerar lo que está
en palmaria contradicción con la ley de Jesucristo: castigar al agresor,
vengarse por la violencia de las ofensas hechas a mi persona, a mi familia, a
mi pueblo (…) Todo cuanto me rodeaba, mi seguridad y la de mi familia, mi
hacienda, todo descansaba en una ley reprobada por Jesucristo, en la ley: “ojo
por ojo, diente por diente”. (…) No veía yo que era imposible confesar al mismo
tiempo a Cristo Dios, cuya doctrina tiene por base la no resistencia al malo, y
al mismo tiempo trabajar consciente y tranquilamente en la organización de la
propiedad, de los tribunales, del Estado, de los ejércitos, en una palabra,
organizar una existencia contraria a la doctrina de Jesucristo (…) Comprendía
yo que
si adoptaba la ley de Jesucristo, me quedaría solo, tendría que padecer, sería
perseguido y afligido, exactamente como lo decía Jesucristo. En cambio, si
adopto la ley humana, todo el mundo me aprobará”. (…) Encuentra en Lucas,
capítulo VI, versículos 37 a 49, palabras que a su juicio son un repudio de los
tribunales y la justicia humana: “Sed, pues, misericordiosos como lo es vuestro
Padre. No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados”.
“Jesucristo dijo: no opongáis resistencia al malo. El objeto de los tribunales
es resistir al malo. Jesucristo prescribe que se devuelva el bien por el mal.
Los tribunales devuelven el mal por el mal. Dice Jesucristo: no hagáis
distinción entre los buenos y los malos. Y los tribunales no hacen otra cosa.
Jesucristo dice: perdonad a todos. Perdonad no una vez o siete veces, sino
perdonad incesantemente. Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os
odian. Los tribunales no perdonan, castigan; no dan el bien por el mal a los
que consideran enemigos de la sociedad. (…) Cuando se va a ejecutar la
sentencia pronunciada contra la mujer adúltera, niega Jesucristo el tribunal y
demuestra que el hombre no puede juzgar, ya que el mismo es culpable. Y ese
pensamiento, lo expresa muchas veces diciendo que con ojos turbios no se puede
distinguir un grano de arena en el ojo de otro y que un ciego no puede guiar a
otro ciego. (…) Solo hay un medio de detener el mal, devolver bien por mal a
cada uno, sin excepción de personas”
Adviértase
que Tolstoi -cristiano sui generis- encuentra en la doctrina del perdón y la no
resistencia al mal la quintaesencia del cristianismo original. Lo mismo señala
alguien que proviene de la militancia intelectual anticristiana: Nietszche,
quien cree que esta doctrina es lo que caracteriza a Jesús, al cual califica de
“idiota” (ver artículo "REFUTACION DE LOS MITOS DENIGRATORIOS DEL JESÚS HISTÓRICO" PARTE 1). (Ver tambien "EL MITO ELITISTA DEL HÉROE")
¿Por qué la actual “academia” no tiene
en cuenta a estos grandes pensadores, que se cuentan entre los más grandes
producidos por la Humanidad? Habrá que preguntarles a los académicos. Ellos
consideran anticientífico a Tolstoi pero no encuentran anticientífico creer que
Jesús quería destronar al Imperio romano con la espada oxidada de Pedro y con la
ayuda de una legion de ángeles, como si fuera un loco salido del manicomio, y
sostienen tales disparates sin la menor prueba científica, sólo porque a ellos
se les ocurrió y les sirve para vender libros, fugaces best sellers que hoy se
venden y mañana serán olvidados…
Empecemos por lo exterior. No es posible brindar un retrato físico viable por varias razones. Los primeros cristianos omiten curiosamente en sus testimonios toda referencia al aspecto físico de Jesús. Los retratos más antiguos hallados en grafitis y catacumbas son de fecha muy posterior y no constituyen verdaderos retratos. Se trata de caricaturas anticristianas presentandolo con cabeza de burro, o de representaciones convencionales que buscan asimilarlo a Apolo o Dionisos, mostrándolo con rostro lampiño, juvenil y afeminado. La lucha contra la idolatría y la prohibición judía de representar a Dios tambien conspiraron contra la conservación de su imagen. A partir de Constantino, se multiplican las representaciones de Jesús, ahora inspiradas en el modelo de Zeus, con cabello largo y barba y aspecto de autoridad. En distintas culturas y latitudes las representaciones de Jesús fueron variables buscando acercarlo a los tipos humanos más frecuentes, y ancen así los cristos morenos ode ojos rasgados, y el cristo blanco y rubio que se convierte en emblema de la dominación colonial europea. hace unos años se viralizó por itnernet un supuesto "rostro verdadero de Jesús", morocho, tirando a robusto y con facciones toscas, que se dijo había sido construido "científicamente", y claro está que no es más que una superchería fruto de la imaginacion del artista, como los demás. En todos los casos, no son más que representaciones convencionales.
Eusebio de Cesárea, historiador de la iglesia primitiva, asegura que el rey Abgaro V de Edesa, contemporánea de Jesús, le envió a su archivero y pintor Ananías como mensajero, para pedirle que lo curase de una enfermedad y este le respondió que le sanaría más adelante por medio de un discípulo. Incluso llegó a conservarse un supuesta correspondencia entre Abgaro y Jesús, que la crítica moderna considera apócrifa. Luego de su muerte, el apóstol Tomás envía a Edesa a uno de los setenta discípulos de Jesús llamado Tadeo o Addai, quien cura al rey y lo convierte. Segun el texto conocido como la Doctrina de Addai (siglo V) Ananías encontró a Jesús en casa de Gamaliel y le hizo un retrato que luego entregó al rey y que se conoce como Mandylion. Otros sostienen que el Mandylion no fue hecho pòr mano humana, como la Varónica o el Santo Sudario. La historia es demasiado sospechosa para ser verdad, pero el Mandylion habría sido, según ella, el único retrato de Jesús, no muy diferente de las representaciones bizantinas.
En consecuencia, lo único que podemos decir sobre el aspecto físico de Jesús es que debió responder a las características fisónomicas de un judío de su tiempo, que debió ser moreno a causa de su constante exposición al sol, delgado por su magra dieta y fornido por su condición de trabajador y caminante. Tambien podemos deducir legítimamente que debió tener una presencia fuerte que contribuyese a su rápido liderazgo.
En cuanto a su personalidad, es evidente que fue un hombre muy carismático y con gran magnetismo personal y poder de persuasión, ya que su carrera no se basaba en el status familiar o institucional, el parentensco o el dinero, sino en su propia capacidad de líder. Los evangelios lo muestran como decidido y valiente, un hombre de gran carácter, que podía mostrarse compasivo y tambien iracundo.
Su significación histórica no puede exagerarse. Lo considero uno de los mayores maestros espirituales de la Humanidad, y sin duda el de mayor influencia en Occidente. El cristianismo produjo un cambio colosal en la historia occidental, superior a cualquier otro fenómeno histórico, cuya influencia perdura hasta hoy, más allá de las deformaciones a que fue sometido al institucionalizarse la religión cristiana.
No tenemos
certeza sobre la mayor parte de los hechos que se atribuyen a Jesús, pero sí
tenemos bastante certeza acerca de sus doctrinas. Me permito reproducir algo ya
expuesto en un artículo anterior (ver "REFUTACION DE LOS MITOS DEL JESUS HISTÓRICO" PARTE 1).
“Podemos afirmar
como histórico lo siguiente:
1) que Jesús
existió y no es un invento (Ver "LA EXISTENCIA HISTÓRICA DE JESUS");
2)que era judío
creyente, nacido de padres observantes;
3)que su padre
era muy probablemente de ascendencia davídica (Joachin Jeremías analiza la
plausibilidad de su supuesta genealogía, la cual no fue negada por los
adversarios judíos de su tiempo) y su madre tenía vínculos con la clase
sacerdotal y posiblemente era prima de la mujer de un sacerdote, lo cual daba a
su familia cierto ascendiente y predicamento a pesar de ser modestos artesanos
de un pueblo rural de Galilea;
4) que tuvo
cuatro hermanos varones y dos mujeres (ver UN HERMANO DE JESUS FUE EL PRIMER JEFE DE LA IGLESIA");
5) que Jesús y
sus hermanos varones recibieron una esmerada educación religiosa, pues todos
ellos llegaron a ser jefes religiosos o gozaron de predicamento social,
comenzando por Santiago el Justo que se convirtió en jefe de la Iglesia
designado por los apóstoles y obispo de Jerusalén despues de la muerte de
Jesús. ( Ver "UN HERMANO DE JESUS FUE EL PRIMER JEFE DE LA IGLESIA" . VER TAMBIEN LA LEY DE LA LIBERTAD) Los hijos de José y María tenían un conocimiento bastante profundo de
las escrituras, y en el caso de Jesús era de tal naturaleza que le permitía
discutir solventemente con fariseos, escribas y doctores de la ley
profesionales.
6)que Jesús
sabía leer y escribir y posiblemente hablaba tres lenguas con cierta fluidez:
hebreo, arameo y griego koiné, en un país que era trilingüe.
7)que la
ocupación de José y sus hijos era la carpintería, y que tenían un pasar modesto
pero aceptable.
8)que en algún
momento después de la muerte de su padre, Jesús decidió abandonar la empresa
familiar y dedicarse a la religión, lo que debió ocasionarle algunos conflictos
familiares.
9)que fue
discípulo de su primo Juan el Bautista en el desierto, adquiriendo de su
predicación nociones de tipo escatológico y carismático y la práctica del
bautismo previo arrepentimiento para purificación de los pecados. ( Ver "JUAN EL BAUTISTA, MAESTRO DE JESUS")
10)que en algun
momento, ya sea de mutuo acuerdo o por diferencias entre ellos, Jesús se separó
de Juan el Bautista y se llevó a algunos de discípulos para formar una nueva
ala del movimiento que pronto se autonomizó.
11)que a la
muerte del Bautista a manos de Herodes Antipas, Jesús pasó a ser la figura
religiosa más importante de Galilea y fue extendiendo gradualmente su
influencia a Samaria y Judea, aunque cosechando fuertes resistencias y
oposición de los sectores tradicionales.
12)que su
ministerio se extendió entre un año (segun los evangelios sinópticos) y poco
más de tres años (según el cuarto evangelio), siendo más probable esta última
cronología porque de otra manera no se explica que hubiera llegado a consolidar
su grupo en un tiempo tan corto.
13)que dio a su
secta una organización rudimentaria a través de "apóstoles" y
predicadores encargados de difundir su doctrina por toda Israel primero y entre
los gentiles después.
14)que en una de
sus visitas a Jerusalén con motivo de una festividad religiosa, probablemente
la Pascua, fue encarcelado por obra de la clase alta judía, juzgado por el
Sanedrin con cierta precipitación para evitar disturbios y entregado a poder
imperial romano bajo doble acusación de blasfemia y de haberse querido erigir
en rey de los judíos (sedición). Todo esto ocurrió bajo la prefectura de Poncio
Pilato, quien lo hizo crucificar, en un período de tiempo que oscila entre el
año 27 y el 36 de nuestra era. No pueden determinarse las circunstancias de su
crucifixion, pues los relatos de los evangelios parecen reproducir el
salmo 22, por lo que posiblemente sean un invento proselitista y no una
descripción verídica (VER POR QUÉ CRISTO SE QUEJA EN LA CRUZ").
15) que a
diferencia de otros líderes ejecutados en la época del Segundo Templo, como
dice Flavio Josefo en el "testimonio flaviano", sus seguidores no lo
abandonaron pese a la muerte ignominiosa y siguieron creyendo en él. Luego de
un tiempo se autoconvencieron de que había resucitado y que era el Mesías
anunciado en las profecías antiguas.
16) que no sin
luchas internas y disensiones, la primitiva secta judía fundada por Jesús fue
ganando adeptos y organizándose y luego se extendió a los paganos
incircuncisos, postura defendida por Pablo y Bernabé, apoyada por Pedro y
refrendada por Santiago el Justo en el Concilio de Jerusalén del año 50 (VER "UN HERMANO DE JESUS FUE EL PRIMER JEFE DE LA IGLESIA". ver tambien "LA LEY DE LA LIBERTAD, LA CARTA DEL HERMANO DE JESUS"). A
pesar de que sufrió constante persecución por parte de las autoridades judías y
en varios períodos fue criminalizada por ciertos emperadores romanos, la
doctrina cristiana se expandió con rapidez por todo el imperio hasta
convertirse en tiempo récord en la religión oficial del Estado."
También he dicho en ese mismo artículo que el motivo principal por el que no podamos dar fe histórica a muchas de las anécdotas que se relatan en los evangelios es que estos no eran propiamente biografías como hoy las conocemos, sino herramientas de evangelización, y por tanto contaban historias cuya finalidad era, más que transmitir un dato biográfico fidedigno, proporcionar una enseñanza. Deben interpretarse como se interpretan las parábolas.
Sobre su predicación o doctrina, reitero lo antes resumido; la misma comprendió:
"- Una reinterpretación integral de las obligaciones religiosas, dando más importancia a la espiritualidad y la conversión interior que al cumplimiento mecánico de ritos externos;
-un abandono de
los criterios tradicionales de pureza e impureza a favor de la pureza interior
y el arrepentimiento;
- la prédica de
lo que se dio en llamar "la ley del amor", y que tiene como base el
amor al prójimo, vale decir, la caridad, la solidaridad activa con los
sufrientes y los desamparados (enfermos, presos, mujeres, viudas, niños,
leprosos, etcétera).
-el abandono
total de la Ley del Talión, del ojo por ojo, y su reemplazo por el perdón y la
misericordia;
-la doctrina de
que no basta con amar a los amigos sino que se debe amar a los enemigos,
perdonar a los perseguidores y bendecir a los maldecidores: retribuir el mal
con bien;
-la doctrina de
la no resistencia al mal con violencia y el rechazo de la violencia como método
(tengamos presente que tanto Tolstoi como Ghandi y Nietszche, arriba citado,
consideraban que este era el aspecto central de la enseñanza jesuana);
-la
reivindicación de la humildad y la pobreza y la condenación de la soberbia y la
riqueza;
-la exigencia,
para los seguidores activos, de un compromiso total con la causa;
-la inserción
social activa frente al anacoretismo de Juan o de los esenios;
-el
igualitarismo derivado de la paternidad comun de Dios y el consecuente rechazo
de la discrminación;
-la naturalidad
de la vida, prescindiendo de lujos y superfluidades;
-la confianza en
Dios y el rechazo del temor por el futuro;
-el
desprendimiento de los bienes materiales;
-el anuncio del
Reino de los Cielos como utopía realizable mediante la transformación del
corazón del hombre.
-el desprecio
por el poder temporal y las peleas políticas de su tiempo;
-la
reinvindicación de la dignidad esencial humana.
-la importancia
de la fe sin desdeñar por ello los bienes de la vida.
-el desprecio de
la regulación ritual de la conducta mediante los 613 mitzvot fariseos que
Jesús consideraba "mandamientos de hombres y no de Dios" y que eran
acatados mecánicamente en una suerte de "trastorno obsesivo compulsivo
colectivo" por los fariseos.
-reinterpretación
de lo que podía o no hacer en sabbat, en disidencia con la interpretación
predominante;
-defensa de las
mujeres frente a las normas morales patriarcales (rechazo del divorcio por
motivos fútiles a voluntad el marido, negativa al apedreamiento de la adúltera,
admisión de las mujeres con participación activa entre sus fieles, etcétera).
-defensa y
exaltación de los niños:
-rechazo de la
hipocresía social."
Esta enumeración es ejemplificativa y dista de agotar su análisis.
Espero haber satisfecho su interés.
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