IZQUIERDAS FASCISTAS, NEO FEMINISMOS REPRESORES, CULTURA DE LA CANCELACION Y OTROS ENGENDROS, por Javier Garin
por Javier Garin
"ESTAS DESORIENTAO Y NO SABÉS QUÉ TROLE HAY QUE TOMAR PARA SEGUIR..."
¿Estoy desorientado, o el mundo se ha dado vuelta?
La nueva izquierda es fascista, el nuevo feminismo es represor y se opone a la libertad sexual, los intelectuales censuran las ideas, los editores retiran libros en vez de publicarlos porque alguien dijo que ciertos títulos "no se deben leer", los medios y las redes se utilizan para suprimir la diversidad de opiniones, los museos descuelgan obras de arte porque a alguien se le ocurrió que no se deben contemplar, las escuelas prohiben joyas literarias antirracistas como "Huckleberry Finn" acusandolas de racistas...
El mundo ha experimentado una rara regresión a los tiempos de Stalin, Hitler y Mussolini de la mano de las redes sociales, promovida por patotas escrachadoras que se autotitulan "de izquierda", "progresistas", "antifascistas", "antihegemónicas" y actúan como bandas de camisas negras o comisarios políticos, suprimiendo y cancelando a las personas sin necesidad de cámara de gas ni de Siberia. Gracias a las nuevas tecnologías, el totalitario puede prescindir de la Gestapo y de la KGB: le basta apretar teclas de un ordenador.
IZQUIERDAS FASCISTAS CANCELADORAS DE DISIDENTES
Entre las novedades de este extraño siglo, ha aparecido la "cultura de la cancelación", esa modalidad de Policía del Pensamiento que Orwell no imaginó, denunciada en julio de 2020 por más de ciento cincuenta intelectuales de izquierda -de Noam Chomsky a Margaret Atwood-, hartos de la censura y el escrache surgidos de sus propios correligionarios.
"Si bien hemos llegado a esperar esto de la derecha radical, la censura también se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura", dicen los atemorizados intelectuales de izquierda ante el fanatismo de la propia tropa. Y denuncian "una intolerancia de puntos de vista opuestos, una incitación a la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a resolver cuestiones políticas complejas con certeza moral cegadora". Basta que alguien diga o piense algo que se sale del "consenso de las izquierdas" para que se reclame y aplique al trasngresor "una retribución rápida y severa".
"Los editores son despedidos por publicar piezas controvertidas; los libros se retiran por supuesta falta de autenticidad; los periodistas tienen prohibido escribir sobre determinados temas; se investiga a los profesores por citar obras literarias en clase; un investigador es despedido por hacer circular un estudio académico revisado por pares; y los jefes de organizaciones son expulsados por lo que a veces son errores involuntarios", denuncian los firmantes de la proclama contra la "Cultura de la Cancelación".
¿Stalin? Un poroto.
NEO FEMINISMO REPRESOR DE LA SEXUALIDAD HUMANA
Para evitar la Gestapo, aclaremos "ad initio" que el suscripto ha apoyado la causa feminista toda su vida y tiene 34 años de abogacía defendiendo a víctimas de violencia de género; ha obtenido condenas a perpetuidad para violadores de niñas y femicidas y cambios jurisprudenciales a favor de mujeres acusadas de matar a un marido golpeador para ampliar los límites de la legítima defensa en esos casos; y ha propuesto numerosos cambios legislativos para proteger a las víctimas. Calmadas así las huestes de Goering y Laurentii Beria, continuemos.
El antiguo -y verdadero- feminismo luchaba, entre otras banderas, también por la liberación sexual de la mujer, aspiraba a que las mujeres se permitieran el goce erotico con tanta libertad como les estaba autorizado a los hombres. Feminista era una mujer como Simone de Beauvoir, que defendía y practicaba el amor libre y no admitía que sólo Sartre tuviera amantes: ella también los tenía porque era libre e igual.
Pero en los últimos años, en Norteamérica, uno de los países más machistas del mundo, apareció un neofeminismo, o mejor dicho un neo puritanismo, que se dedica a condenar a mujeres y hombres que practican el goce heterosexual.
Para esta nueva oleada de Torquemadas neofeministas, el sexo hetero es una concesión traidora al patriarcado. Lo penalizan y tachan de pecaminoso. Quieren imponer su puritanismo tildando a las mujeres que no comparten su moralina victoriana poco menos que de prostitutas. Si son seductoras las acusan de “objetivarse” y “someterse al patriarcado”. Si gustan de practicas sexuales "condenadas", las tratan de Judas de la “sororidad”. Consideran que una mujer que tiene relaciones con un hombre casado merece ser apedreada por las hordas feministas (que han venido a reemplazar a los antiguos fariseos), porque no ha practicado la solidaridad de género con la esposa del infiel. Piensan que todos los hombres somos violadores en acto o en potencia.
Una feminista rebelde española, Loola Perez, dice que el colectivo neo feminista ha sido copado por un puritanismo que ella llama -metafóricamente- “lesbianismo político”: militancia husmeadora de bombachas, ficalizadora de dormitorios. Esta feminista rebelde sostiene que el neo feminismo (a diferencia del feminismo clásico) no es liberador sino opresivo y autoritario, que aspira a ejercer la censura e imponerse mediante el escrache y que dicta normas morales restrictivas y compulsiones culpabilizadoras de todo tipo para obligar a las mujeres a aceptar sus prescripciones. Según ella, actúan como la Iglesia Católica: pretenden que la mujer ya no pueda disponer de su cuerpo, que quede sujeta a los mandamientos que dictan algunas pocas "vacas sagradas", a las que hay que obedecer sin chistar.
Hubo otra época y otras feministas que pensaban muy distinto, cuando se luchaba por la liberación y no por sofocar la disidencia y vigilar las alcobas.
Catherine Deneuve, gloria del cine francés, es también una gloria del feminismo verdadero. Allá por 1971, siendo una estrella naciente, fue uno de los rostros de "L'Appel des 343 salopes", promoviendo la legislación del aborto. Pero las nuevas generaciones, influidas por la oleada puritana, le echan en cara que no se quiera sumar a la caza de brujas del "Me too" y haya sido una estrella sexy. También le reprochan haber filmado películas como “Repulsión” del maestro Polanski (donde interpreta a una joven reprimida que sueña con manos masculinas brotando de las paredes para manosearle las “partes pudendas”) o el clásico surrealista “Belle de Jour” del maestro Buñuel (en que encarna una recién casada aburrida que fantasea con ser atada a un árbol y que le arrojen excrementos en su delicada piel, la azoten con una fusta o la prostituyan en un burdel entregándola a la lujuria de un viejo baboso y a la perversidad de un chino siniestro que lleva en una cajita un pene amputado). Dicen que eso es “cosificar a la mujer”, “volverla un objeto” y ofrecerla prostituida a la dominación patriarcal.
Pero ninguna de esas películas significa eso. La de Polanski muestra los estragos que ocasiona la represion sexual machista en una joven privada de disfrutar una sexualidad auténtica. Por su parte, el clásico de Buñuel es la tragicomedia de un ama de casa a la que una hipócrita moral sexual patriarcal prohíbe el goce. Ambas, lejos de ser alegatos machistas, revelan pulsiones de la sexualidad femenina reprimida. Agreguemos más aún. En “Belle de jour” ni siquiera nos movemos en el mundo real sino en el de los sueños y las fantasías eroticas. Nadie puede suponer que la película postula que las mujeres deben ser azotadas o cubiertas con excrementos. Se trata de una simple fantasía masoquista que transcurre en la cabeza de la protagonista, no en la realidad.
Las neo feministas parecen incapaces de comprenderlo. Confunden fantasía erotica con activismo político y buscan instaurar nuevas formas de represion. Parecen desconocer que las fantasías y los sueños no están marcados por la moralidad ni por la voluntad sino por el inconsciente. Y así, deciden que debe ir a la hoguera el clásico erótico "La Historia de O" porque confunden con un "alegato pro sumisión" los perversos juegos de sadomasoquismo y servidumbre de su protagonista femenina. No importa que el libro haya sido escrito por una mujer: nada de sororidad en este caso. ¡Censura pura y dura!
Ya en 1901 Freud, en “La interpretación de los sueños”, analizaba sueños masoquistas de sus pacientes y mencionaba uno de los más típicos de las mujeres de todos los tiempos: el sueño “cosificante” de la desnudez. Son infinitas las mujeres que han soñado ingresar desnudas a un salón repleto de gente. Este sueño típico no significa que la mujer sea una "exhibicionista traidora a la causa feminista", porque el inconsciente no tiene filiación ideológica.
No se puede ir contra la naturaleza: ya lo saben los hombres que no se masturban y tienen sueños eróticos con “poluciones nocturnas”. En la Edad Media los monjes se sentían profundamente culpables por este fenómeno involuntario y creían que se debía a la intervención de Satanas. Pero por muy castos que intentaran ser, seguían eyaculando dormidos. Se dice que Orígenes, uno de los más famosos apologistas cristianos de la Iglesia primitiva, estaba tan obsesionado con el hecho de no poder controlar la eyaculacion que se hizo extirpar los testiculos por un cirujano griego.
Tal ignorancia es perdonable en los tiempos de Orígenes, no en el siglo XXI. Nadie es responsable moral de sus sueños, y resulta ridiculo penalizar y censurar las fantasías y los deseos en nombre de un puritanismo tan estupido como inoportuno. Mejor reconciliémonos con el hecho de que somos seres sexuales y dejemos de censurar y culpabilizar a los demás... ¡y a nosotros mismos!
EL PECADOR ESCRACHADO Y LOS ARROJADORES DE PIEDRAS.
Imaginemos que de Cristo sólo se recordara el instante de flaqueza en que pide a Dios que aparte de él el cáliz del sufrimiento. Sería un recuerdo muy triste e injusto, porque Jesús no fue sólo ese momento. Un hombre no es sólo un momento. En "SEIS PERSONAJES EN BUSCA DE AUTOR" hay una escena inolvidable, tal vez la más dura de la obra de Pirandello. (¡Prohibido citar a un autor fundamental del siglo veinte, que cometió el "pecado imperdonable" de apoyar en sus inicios a Mussolini! ¡Cancelen a Pirandello!).
El protagonista va al prostíbulo del pueblo sin saber qué su propia hija se ha prostituido y la madama la envía a su habitación. Terrible vergüenza invade al hombre al comprender que, de no advertirlo a tiempo, podría haberse acostado con la joven. Escarnecido por toda la familia, el protagonista dice: "¿por qué me juzgan por ese momento? ¿Acaso el resto de mi vida no es nada? ¿Todo se reduce a un paso en falso, a una equivocación?" Y tiene razón. Una persona es algo más que un momento, ese hombre es más que el hombre que va al prostíbulo a tratar de olvidar la mezquindad y el agobio de una existencia gris. Diego Maradona no es solamente la vez que lo encontraron intoxicado en un hotel de Buenos Aires en compañía de una persona transexual. No es eso solo. Ninguno de nosotros, pecadores en diversos sentidos, merece ser eternizado en el momento de un error o un pecado. Todos nos equivocamos alguna vez pero nosotros no somos el error que alguna vez cometimos y del que nos avergonzamos.
La muerte de Maradona se ha visto acompañada por una catarata de acusaciones de la Inquisición Neo Feminista. Hasta una pésima jugadora de segunda se dió el lujo de figurar en todos los portales de noticias del globo por su negativa a homenajear al mejor jugador de la historia bajo la impavida acusación de "violador, abusador y pedófilo". No se sabe a quién violó o abusó, y mucho menos existen pruebas fehacientes de que haya tenido relaciones con menores (la foto que circula no acredita que haya consumado actividad sexual real ni que las jóvenes sean realmente menores). Y menos que menos... ¡que haya practicado sexo con niños o niñas!
Pero en los tiempos del escrache impune, la Inquisición del Neo Feminismo puede decir cualquier cosa sin verse alterada por una ligera sombra de escrúpulos tan "reaccionarios" como el de contar con alguna remota prueba de sus imputaciones.
No sólo han regresado Stalin y Hitler. Tambien volvieron los fariseos apedreadores. Traen las bolsas llenas de cascotes, para arrojarlos sin hesitar sobre la mujer o el hombre pecadores, sean sus pecados reales o supuestos.
CENSURA POLÍTICAMENTE CORRECTA
No sólo hemos asistido a convocatorias a escrachar y boicotear a cineastas o artistas acusados de abusos sexuales (son obvios los casos de Polanski y Allen), sino que la dictadura de la corrección política se ha extendido gozosamente a toda clase de producciones culturales del presente y del pasado.
Censura tanto más grave en este último caso cuanto que las obras son descontextualizadas, y se analizan con criterios de hoy creaciones de otro tiempo, cuyos autores y protagonistas obedecían a parámetros culturales diferentes.
"Alicia en el país de las maravillas" se convirtió en "pornografía infantil", aunque la supuesta "perversión" del maravilloso libro es más invisible que el Gato de Chesire.
¡A la hoguera!
"El principito" es reescrito y convertido en "principita" para mantener la equidad de género. Se salva por un pelito.
Don Quijote es tachado de sexista, pese al feminista discurso de la pastora Marcela, porque Dulcinea responde -en su mente- a "un estereotipo medieval de mujer idealizada". Y además pasa por máximo exponente de la lengua castellana, lengua hermosa pero patriarcal, que no sigue los criterios liberadores del lenguaje inclusivo...
¡A la hoguera con su triste figura, su Rocinante, su ama y su sobrina, y su Sancho con jumento y todo, salvo el capítulo de la pastora Marcela!
¿Y qué diremos de Don Juan Tenorio? Mujeriego cosificador, ¡directo a la hoguera!
Mark Twain es declarado racista pese a ser antirracista. Retrata al negro Jim, pobre esclavo analfabeto, como un esclavo analfabeto y no como Sidney Pottier en "Al maestro con cariño".
¡La gran novela antirracista del siglo XIX, a la hoguera!
Martin Fierro se ofrece al ludibrio de las nuevas generaciones porque asesina a un negro despues de mortificarlo y burlarse de su porra y de la obesidad de su novia. No importa que la intención de Hernandez no haya sido laudatoria, esas cosas no deben contarse. También muestra a los indios arrancandole las tripas a un bebé: ofensa a los pueblos originarios.
¡A la hoguera el poema nacional argentino!
¿Y el tango? No se salva una estrofa. Todas pintan personajes machistas y relaciones inapropiadas. ¿Quién cantaría hoy el tango "Confesion", con un protagonista que ha golpeado a su mujer para obligarla a que se fuera y ahorrarle la desgracia de vivir con un fracasado sin remedio?
¡Discépolo a la hoguera! ¡Nada de situarlo en su época ni explicar que no se trata de una apología de la violencia doméstica!
Reputadas galerías y famosos museos retiran de sus salones cuadros célebres de desnudos femeninos porque "cosifican" a la mujer. Revivamos al monje Girolamo Savonarola para que los queme.
No tardará en llegar el día en que se censure el David de Miguel Angel: el escultor homosexual ha cosificado a un bello efebo.
A ver, Savonarola, ¡hoguera a Buonarroti!
¡Retírese también de El Prado al pobre Goya, pues devino un macho cosificador que se aprovechó, mediante abuso de su poder patriarcal, de la indefensa Duquesa de Alba para imponerle un desnudo objetivante!
Eso sí. Algunes condenan el tango pero les encanta el bochornoso perreo y el incalificable regatón, porque son "divertidos"...
LLAMADO A LA REBELION
La historia enseña que los movimientos contrahegemónicos, al llegar al poder, olvidan sus tendencias liberadoras y devienen autoritarios, cuando no dictatoriales.
Pasó con la burguesía al derrotar al poder feudal. Pasó con el proletariado al fundar su dictadura socialista. Y ahora sucede lo propio con el fenomenal avance que, afortunadamente, ha tenido el feminismo en las últimas décadas: ha dejado atrás su vocación libertaria y se dedica a procurar el disciplinamiento mediante el ejercicio de la censura moralista.
Todas las banderas de lo "políticamente correcto" siguieron el mismo camino: se convirtieron en mordazas.
Por eso es preciso convocar a la rebelión del buen sentido y la moderación contra toda forma de exageración y extremismo, dogma e imposición.
Lo contrario sería permitir que los talibanes disfrazados de libertadores destruyan irremediablemente la ya excesivamente asediada libertad de expresion.
Libertad que - como decía Orwell y recordaba recientemente Kasparov- nunca es más necesaria que para decir a la gente precisamente aquello que no quiere oir
Comentarios
Publicar un comentario