PERON NO CREÓ LOS PLANES SOCIALES- BREVE HISTORIA DE LOS PLANES SOCIALES EN LA ARGENTINA Por Javier Garin .
Por Javier Garin
Perón creó la Argentina moderna y por eso es que NO CREÓ los planes sociales, que forman parte del retorno de la Argentina a las estructuras del atraso y la pobreza, tras la destrucción de la obra de Perón.
La mitología antiperonista de que “Perón creó los planes y el asistencialismo” es falsa. Pero lo grave no es tanto que los antiperonistas crean esa mitología, sino que la hayan terminado asumiendo como verdadera los propios peronistas.
El lema de Perón en materia social era una paráfrasis de la célebre consigna del Alberdi, quien en “Las Bases” había enfatizado: “En América, gobernar es poblar”.Perón le imprimió su propia impronta social: “Gobernar es crear trabajo”.
Por tres motivos Perón no podría haber creado los planes sociales:
1) Son planes de desempleo, y siempre el objetivo central de los gobiernos de Perón fue el PLENO EMPLEO.
En su injustamente denostada tercera presidencia, el desempleo fue insignificante, lo cual miramos con sorpresa porque nos hemos acostumbrado a la Argentina decadente y ruinosa "post dictadura" que es todo lo contrario de la Argentina Potencia preconizada entonces.
2) Perón nunca habló de “inclusión social”, fraseología que justifica conceptualmente los planes sociales, y que, como el remanido y despreciable anglicismo “empoderamiento” (del inglés “empowerment”), constituye un neologismo propio de los papers de la tecnocracia despectiva y soberbia del Banco Mundial y demás instituciones financieras internacionales.
Tales palabrejas se encuentran en las antípodas del pensamiento de Perón. Perón no creía que había que “incluir a los indigentes”, sino que había que realizar la Justicia Social. Al haber Justicia Social, no hay nadie a quien incluir porque no hay exclusión social. Por tanto, la frase “inclusión social” no es propia del pensamiento de Perón, sino de quienes abolieron y destruyeron su legado.
Del mismo modo, no creía que la autoridad debía “empoderar” a nadie, porque el pueblo se da poder a sí mismo y no necesita la dadivosa ayuda del gobernante “benevolente”. Basta ver el discurso fundacional del peronismo del 17 de octubre, donde Perón resalta el protagonismo de las masas trabajadoras.
3) Perón rechazaba los “gobiernos-bolsa de desempleados”, se oponía a la contratación de personal innecesario en las administraciones públicas y promovía la generación de trabajo genuino, vale decir, en actividades productivas.
Por tanto, mal podría haber apoyado este tipo de “soluciones de emergencia que terminan siendo
eternas”, porque es más fácil contener a los pobres e indigentes con planes que derrotar la pobreza y la indigencia con Justicia Social.
¿QUIÉN CREÓ LOS PLANES SOCIALES?
La respuesta en simple: fueron una
creación de la incapacidad de la sociedad argentina y de su dirigencia "post
dictadura" para resolver el problema de la pobreza, la desocupación y el hambre.
El primero en instrumentar un Plan Social fue el presidente radical Raúl Alfonsin a partir de 1983. En su campaña presidencial, había prometido que iba a terminar con el hambre. También había dicho: “con la democracia, se come, se cura y se educa”. No cumplió esas promesas, pero intentó paliar el hambre a su manera: con las célebres Cajas PAN (PLAN ALIMENTARIO NACIONAL).
Este Plan fue una de las primeras propuestas presentadas por Alfonsin ante el Congreso al asumir la presidencia en diciembre de 1983. La ley fue aprobada el 15 de marzo de 1984, y establecía su duración en dos años. Sin embargo, continuaron mientras duró la presidencia de Alfonsin y dieron lugar a manejos clientelares de diversa índole.
En 1990, la Provincia de Buenos Aires creó el Programa Alimentario Integral y Solidario (PAIS), que llegó a tener 770.000 beneficiarios, y que además de ayuda alimentaria preveía estímulos para crear emprendimientos.
En 1994 tuvo su lanzamiento el
plan social más famoso de todos: el Trabajar I, creado por Menem bajo los lineamientos del
Banco Mundial, que impulsaba este tipo de experiencias como “complemento social”
de las privatizaciones masivas de empresas públicas que en ese entonces
preconizaban los organismos financieros internacionales.
El
Plan Trabajar formaba parte de un diseño de ingeniería social internacional para hacer socialmente sustentable el saqueo de los
bienes y empresas de los Estados que emprendían el camino de las
privatizaciones indiscriminadas.
Los planes sociales se
consolidaron con los levantamientos de
Cutral-Có y Plaza Huincul, en Neuquén, tras la privatización de YPF, como una
respuesta del gobierno a la conflictividad social creciente.
El Programa Trabajar I era un subsidio de desempleo con una duración
de entre 3 y 6 meses. Los gobernadores dictaron pronto sus propios planes
provinciales. El más famoso fue el creado por Duhalde: el Plan Barrios
Bonaerenses, que se distribuía a través de intendentes y punteros.
Un dato de la endeblez de la
respuesta: en 1996, cuando en el país ya había más de dos millones de
desocupados, se abonaron 118 mil planes reservados a quienes tenían un puntero o
funcionario amigo.
La desocupación creciente y la
imposibilidad de acceder a esos planes por las buenas fueron las palancas que dieron
impulso al movimiento piquetero, creado para obligar a las autoridades a
proporcionar planes sociales a través de los cortes de ruta en medio de un
gravísimo cuadro de desocupación
Bajo la presidencia de De la Rúa la cantidad de subsidios bajó sin que hubiera crecimiento del empleo. El gobierno aliancista intentó no distribuir los subsidios exclusivamente a través de los intendentes, sino también de manera directa a los vecinos que se organizaran en ONG para intentar erosionar el manejo de los punteros que militaban para la oposición.
La protesta social creció hasta la caída de De la Rúa
en diciembre de 2001.
El Frente Nacional contra la
Pobreza (FRENAPO), impulsado por la CTA y otras organizaciones, propuso por esos años la
creación de un seguro de empleo y formación para desocupados.
A partir de la Presidencia de Rodriguez Saa se empieza a impulsar un nuevo diseño: el Plan Jefas y Jefes de Hogar, puesto en marcha por Eduardo Duhalde, y que se extendió a dos millones de beneficiarios.
En teoría no se repartía a militantes sino a quienes reunieran las condiciones de no tener trabajo, ser jefe de hogar y tener hijos en edad escolar. Asimismo, se intentaba dar a los planes un contenido productivo con miras a la reconversión de los desocupados en pequeños emprendedores. También se promovió la asociación en cooperativas de trabajo como vehículo de economía social.
Todo ello continúa
bajo el kirchnerismo, sumándose con el tiempo la Asignación Universal por Hijo (AUH), un
subsidio a la maternidad propuesto por Elisa Carrió e instrumentado por el gobierno
peronista de entonces.
Tengamos en cuenta que al instrumentarse
el Plan Jefes y Jefas de Hogar, segun
UNICEF, más del 60% de los niños estaban por debajo de la línea de la pobreza,
y 3 de cada 10 en la indigencia. En octubre del 2004 Néstor Kirchner formalizó por decreto
la reformulación del Plan y en 2015 la AUH se convirtió en ley.
Los planes sociales continuaron
en diversas formas a través de los sucesivos gobiernos hasta el presente,
siendo sintomático que cuando el antiperonismo llegó al poder con un discurso
crítico a esta modalidad de asistencia social, no sólo mantuvo la AUH sino que
incrementó el número de personas asistidas mediante ese tipo de programas.
Habiendo quedado en claro que Perón nunca
instrumentó ni creyó en los Planes sociales y sólo admitió la asistencia social
como un mecanismo de emergencia destinado a existir por tiempo limitado mientras se realizaba la
Justicia Social, corresponde preguntar si los planes y subsidios son buenos o
malos.
Son, en todo caso, necesarios para paliar la
pobreza y la indigencia y asegurar una cuota mínima de subsistencia a la
población empobrecida.
No han demostrado ayudar a eliminar la
pobreza, pero sí han sido útiles paliativos para evitar tragedias sociales derivadas de
la desocupación, la marginación, la exclusión y la conflcitividad social. Sin este tipo de ayudas los estallidos sociales violentos habrían alcanzado
seguramente proporciones mucho más trágicas que las que tuvieron y la
desnutrición infantil sería mucho más grave.
Sin embargo, no cabe duda de que el escenario social dominado por los planes sociales y la ayuda estatal a desempleados, pobres e indigentes revelan la incapacidad de la dirigencia argentina "post dictadura" para crear las bases para una sociedad igualitaria, solidaria, socialmente integrada y justa.
En tal sentido, los planes sociales son los
certificados incontestables de nuestra decadencia, la prueba palmaria de nuestra resignación frente a la injusta distribución de la riqueza, la consagración de la paradoja vergonzosa de millones de pobres cuya pobreza se perpetúa década tras década en un país rico en recursos naturales y escasamente poblado.
extremadamente interesante
ResponderBorrargracias!!!
Borrarmuy buena reseña, y tópico sobre el que debemos machacar y machacar, contra la prédica maliciosa de la oligarquía.
ResponderBorrargracias!!
Borrarhttps://adondevamos2017mayo.blogspot.com/2018/09/si-la-cultura-del-trabajo.html
ResponderBorrargracias x el aporte
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