PINO SOLANAS, ARTISTA, POLÍTICO Y HOMBRE DE BIEN, por Javier Garin
Por Javier Garin Un día de 2014 o 2015 recibo una llamada del despacho de Pino Solanas. Su secretaria me dice que el gran cineasta quiere invitarme a cenar a su casa. El motivo es Perón. Poco tiempo antes yo había publicado mi libro "EL ÚLTIMO PERÓN" y le llevé un ejemplar. Pino me llamó inmediatamente para felicitarme. Estaba sinceramente conmovido, debido a su enorme amor a Perón, y me dijo que yo había acertado al reflejar la vejez del líder, y que él compartía las ideas volcadas en el libro. Se mostró tan entusiasmado que me invitó un par de veces a comer con un grupo de compañeros, entre los que se contaban Alcira Argumedo y Jorge Rulli. Esta vez la cena es en su hermosa casa antigua, en una esquina de San Isidro, refaccionada con buen gusto y decorada con mil objetos y recuerdos de su carrera cinematográfica de todo el mundo. La compañera de Pino prepara unos ñoquis exquisitos. Hay dos comensales invitados: Julio Bárbaro y yo. Los dos hemos escrito hace poco sobre la