EL GAUCHO MARTIN FIERRO (audiolibro completo). Dibujos de Juan Carlos Castagnino, notas y comentarios de Javier Garin

 

Notas y comentarios por Javier Garin

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"EL GAUCHO MARTIN FIERRO", de JOSÉ HERNÁNDEZ, es la obra cumbre de la literatura gauchesca y una de las mejores creaciones de la literatura argentina y latinoamericana. De justa trascendencia universal, traducido a numerosas lenguas, este libro podría verse como una novela en verso octosílabo o como un poema épico. Cuenta las desventuras de su protagonista, perseguido injustamente por las autoridades, enviado a un fortín a combatir contra los indios, separado de su familia por la fuerza y víctima de todo tipo de abusos, hasta que, cansado, decide rebelarse y convertirse en un "gaucho malo", un "matrero", fuera de la ley. Mezcla del Job bíblico (por los injustos sufrimientos a que es sometido) y de Jesús crucificado ("estaqueado", que es una crucifixion criolla), Martín Fierro se erige en arquetipo heroico gracias a su valentía y su negativa a someterse.

Uno de los grandes aciertos de Hernández es retratar al gaucho sin idealizaciones románticas, con crudo realismo, con sus virtudes y defectos. Y así, Fierro se muestra valiente, leal, de nobles sentimientos, consumado cantor ("payador" se denomina en el Río de la Plata al cantor-poeta que improvisa sus versos al son de la guitarra, con una proverbial facilidad para la versificación y la rima), y a la vez pendenciero, racista, capaz de matar por una nadería, que odia o menosprecia a gringos, negros e indios. Su sentido innato de la justicia lo lleva a arrepentirse (a la manera, parca, escueta y pudorosa del criollo) de sus propios atropellos: el asesinato de un negro lo perseguirá como un karma por el resto de su vida, según veremos en la segunda parte.

La gran novedad de este libro es que Hernández deja a un lado tanto el romanticismo con que otros autores abordaban la vida gauchesca como la mirada burlona, humorística, del poeta pueblero respecto del campesino ignorante, que había sido la nota de autores como Estanislao del Campo y su Fausto criollo. Gracias al relato en primera persona, el autor despliega los sentimientos y puntos de vista de los gauchos, a los que conoce bien pues ha convivido con ellos desde niño, y a los que los gobernantes y la prensa "liberales" ven como "animales", "bárbaros", "brutos e ignorantes", "buenos solo para abonar la tierra con su sangre", etc.

El poema de Hernández es concebido como una obra de denuncia social, un libro "político", que se propone condenar las políticas "liberales" que, en nombre del progreso, pero en realidad por venganza política y afán de enriquecerse, persiguen y maltratan a los campesinos. "Estos no son los tiempos de Rosas", dice un militar abusivo, mientras se queda con el sueldo de Fierro. Es tanta la persecución contra el gaucho, que Cruz señala: "ya no van quedando criollos", pues todos van muriendo asesinados, o enviados a la "frontera" con el indio.

El libro aborda también la relación ambivalente entre el gaucho y el indio. El gaucho es mestizo de indio con español, pero se considera aún parte de la sociedad "civilizada" y por eso Martin Fierro describe a los indios como seres repulsivos, criminales, ladrones, violadores, a la vez que los admira por el coraje y la destreza guerrera. Hacia el final de la primera parte, cuando Martin Fierro rompe con la sociedad de los "blancos", los "huincas", para irse a vivir a las tolderías, pasa a idealizar a los indios como seres libres e independientes: muy pronto se desilusionará al comprobar -en la segunda parte- las tropelías que los indios son capaces de cometer con una crueldad aguzada por la ignorancia.

El propósito político original de Hernández es largamente superado por el resultado artístico, como había sucedido a Cervantes con Don Quijote, originariamente una simple sátira de los libros de caballería y al final una de las obras maestras de todos los tiempos.

Cuando Hernández compone su poema, ya el grupo social que retrata se encuentra en vías de extinción: ya casi no quedan aquellos gauchos altivos e independientes que protagonizaron la guerra de Independencia y las luchas civiles, y que, bajo el nombre de "gauderios", fueron descriptos por Concolocorvo en su libro "Lazarillo de ciegos caminantes". La vida del gaucho, asociada al desierto pampeano, a las vaquerías y a la "civilización del cuero", va desapareciendo a medida que avanza la conquista de ese mismo "desierto", la agricultura, los caminos, los ferrocarriles y los alambrados: de allí el tono elegíaco de muchas estrofas. El gaucho ya no será "libre": ahora será domesticado, convertido en peón, en sirviente de los ricos.

Compuesto a las apuradas en un hotel en 1872, el poema se publicó en ediciones populares con extraordinario éxito y se distribuían en el campo a través de las pulperías; muchos de sus versos se volvieron refranes populares.

Este audiolibro (leído por el escritor Javier Garin, con notas aclaratorias) contiene imágenes de la legendaria edición de EUDEBA, ilustrada por el gran artista plástico Juan Carlos Castagnino.

Próximamente publicaremos su segunda parte.