El hijo del carpintero, por Javier Garin
El hijo del carpintero
Lindas cosas me enseñó.
No me enseñó a armar un banco
Ni a cepillar un tablón,
Ni cómo usar la garlopa
O calar con el punzón.
Aunque de eso sepa mucho,
Otro asunto me explicó.
Me dijo que Dios me amaba,
Y a los pobres como yo.
El hijo del carpintero
Lindas cosas me enseñó.
El hijo del carpintero
No quiso oficiar de juez
Para arreglar mis litigios
Con mi hermano Bernabé.
Me dijo que no importaba
Si era mi culpa o la de él,
Si aquél me ofendió primero
O si yo lo provoqué:
“Pues culpas tenemos todos,
Es esto lo que has de hacer:
Amigate con tu hermano,
Vení conmigo después”.
El hijo del carpintero
No quiso oficiar de juez.
El hijo del carpintero
Me vio angustiado pasar,
Y me dijo: “Con angustias
Ni un pelo vas a agregar.
No temas por el mañana,
Ni lo que vaya a faltar.
Las aves nada poseen,
Y Dios las deja volar.
Vistió a las flores del campo:
Siempre bellas lucirán.
Si mi Padre cuida de ellas,
¿cómo a vos te va a olvidar?”
El hijo del carpintero
Me vio angustiado pasar.
El hijo del carpintero
Algo dijo y no entendí.
Dijo que el reino era mío
Y estaba dentro de mí.
Me dijo: “Volvete niño,
Y entonces serás feliz.
Lo que los sabios no saben
A vos te lo concedí.
Los ricos comprar no pueden
Una entrada a tu festín.
Cuidá el tesoro del cielo,
Tu corazón está allí.”
El hijo del carpintero
Algo dijo y no entendí.
El hijo del carpintero
Habló con mi capataz
Y le dijo: “A mis hermanos
No vuelvas a maltratar.
No sirve ganar fortunas
Si el alma la perderás.
Hay Alguien que está juntando
Las desdichas que arrojás.
Ellas darán testimonio
Y un día te destruirán.”
El hijo del carpintero
Habló con mi capataz.
El hijo del carpintero
La vio a mi hermana Raquel
Vendiendo el cuerpo en la calle
Por un pan para comer.
Le dijo: “Yo estoy contigo
Aunque vos misma no estés.
Por lo mucho que has amado
Yo no te voy a perder.
Cuando ya nadie te quiera,
Allí con vos estaré.
Te traje un pan que da vida.
Vení conmigo, mujer”,
El hijo del carpintero
Dijo a mi hermana Raquel.
El hijo del carpintero,
Cuando mi hijo enloqueció,
Lo abrazó contra su pecho
Y en su manto lo envolvió.
“Droga del mal bebiste:
Yo te traigo buen licor,
Precioso vino del alma,
Que sana todo dolor.
Al pobre le da esperanza
Y al triste consolación.”
Le dio a beber de su vino
Y a sus demonios echó
El hijo del carpintero
Cuando mi hijo enloqueció.
Al hijo del carpintero
Lo clavaron en la cruz,
Allá en lo alto del monte
Debajo del cielo azul.
No sé qué mal haya hecho
Para sufrir ese albur.
Tal vez los que andaban ciegos
Se ofendieron por su luz.
Acaso para escucharlo
No estaban listos aún,
Y al hijo del carpintero
Lo clavaron en la cruz.
JAVIER GARIN
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