VERGONZOSOS EXCESOS DE LA CULTURA DE LA CANCELACION, por Javier Garin
Escribí muchas veces sobre la censura y los disparates anti históricos que en nombre de causas nobles como el feminismo y la lucha contra el racismo cometen los "dictadores de lo políticamente correcto y la cultura de la cancelación". Mencioné casos increíbles de censura como prohibir en Yanquilandia la lectura escolar del libro antirracista por excelencia del siglo XIX, Huckleberry Finn, porque los hipócritas consideran que Mark Twain incurrió en un estereotipo racista al pintar al esclavo Jim, que huye de la esclavitud, como un esclavo analfabeto y no como un egresado de color de Harvard. Ahora la dictadura de los hipócritas ha encontrado una nueva batalla lamentable: van a retirar el nombre de Lincoln de un famoso colegio de California porque el hombre que dictó la Proclama de Abolición de la Esclavitud norteamericana no fue suficientemente antirracista para su gusto.
Cuando se tiraron abajo las estatuas de piratas traficantes de esclavos en Inglaterra y otros países del decaído Imperio Anglosajón, lo apoyé y aplaudí como una reivindicación justa que se había demorado demasiado. Pero poner a Lincoln en la misma bolsa de los esclavistas sólo porque a alguno no le gusta algo que dijo hace dos siglos, sin entender el contexto, demuestra la profunda y vergonzosa ignorancia de quienes, desde un teclado o desde un asiento burocrático californiano en un consejo escolar, se consideran mejores y más avanzados que el hombre que combatió y destruyó la esclavitud en el subcontinente norteamericano.
Lincoln fue un proletario y trabajador rural que logró convertirse en abogado contra todo pronóstico. Jamás tuvo un esclavo y luchó toda su vida contra la esclavitud. Pronunció incontables discursos al respecto . Hizo campaña para abolirla desde joven. Por eso a él y a su grupo los llamaban “republicanos negros”. Y finalmente logró abolirla. Pero los “luchadores” modernos lo critican porque no fue suficientemente abolicionista y tuvo prejuicios raciales, como si no hubiera vivido en el siglo XIX. Le reprochan que no abogó por el derecho al voto de los negros y el matrimonio interracial, sin entender que Lincoln debía concentrarse en convencer a sus electores blancos de abolir la esclavitud y no espantarlos con la idea de que los libertos se iban a casar con sus hijas o elegir presidente. ¿Cómo no entienden el contexto? Se enojan porque Lincoln propuso a los dirigentes negros financiar la creación de un estado negro en África o Centroamérica y ayudarlos a emigrar y ven eso como “segregacionismo” en vez de simple pragmatismo político. Dicen que dictó la Proclama de Emancipación como medida para debilitar al Sur y no porque le interesara liberar a los esclavos, y pasan por alto toda su carrera política, dedicada precisamente a combatir la esclavitud.
Es cierto que hubo en su tiempo otros más radicales que él, pero los objetivos no los consiguen jamás los militantes de discurso radicalizado sino los políticos hábiles que persuaden, convencen y acumulan las relaciones de fuerza necesarias. Si Lincoln hubiera sido un radicalizado antirracista en vez de un moderado antirracista, no habría llegado jamás a la Presidencia, desde la que dictó la célebre Proclama, porque no lo habrían elegido. Y a pesar de su moderación, bastó que resultara electo para que los estados esclavistas empezaran a secesionarse inmediatamente, incluso antes de que pudiera asumir el cargo, por la repugnancia que les producía un presidente contrario a la "Institución".
Lincoln no sólo debía mostrarse moderado para convencer votantes, sino tambien para evitar que los estados "neutrales", que no apoyaban la esclavitud pero tampoco querían que se aboliera autoritariamente por el gobierno central, se pasaran al bando sureño. Tuvo que hacer toda clase de piruetas y malabarismos para convencer a los neutrales de no abandonar el buque. Los exaltados antirracistas de su tiempo lo llamaban por eso "tibio", sin entender que se trataba de una cuestión táctica elemental para ganar la guerra civil.
Tampoco entienden que la Guerra de Secesión no era sólo una guerra entre Estados norteamericanos. Detrás de los Estados esclavistas estaba Inglaterra que promovía la división de sus ex colonias para mantener a los estados sureños como proveedores de algodón para su fábricas textiles. Inglaterra pretendía hacer en Norteamérica lo que ya había hecho con éxito en América del Sur: dividir el subcontinente en un puñado de estados fragmentarios y balcanizados para volver a dominarlos. Lincoln, encabezando una fuerza política nueva e igualitarista, como era entonces el recien creado Partido Republicano, y aliándose con los vacilantes demócratas del Norte, impidió con firmeza la maniobra inglesa para recuperar indirectamente las colonias perdidas. Pero nada de eso se entiende, todo se descontextualiza.
Estos mismos intolerantes de la militancia fácil desde un teclado o desde la silla burocrática de un consejo de educacion estadual también decidieron eliminar de ciertos establecimientos públicos el nombre del líder campesino Cesar Chávez, que fundó el primer sindicato campesino de Yanquilandia y cuyo retrato puso Biden en el salón oval, debido a que una vez, en 1972, se expresó contra la inmigración indocumentada que traía una empresa para carnerear a los trabajadores en huelga, refiriéndose a los carneros como “mojados” e “ilegales”. Una vida de lucha por los derechos campesinos no importa: basta una frase desafortunada en un reportaje de hace cincuenta años para “cancelar “ a un luchador.
¿Qué hicieron los burócratas californianos ultra canceladores a favor de los campesinos mejicanos y norteamericanos pobres que César Chávez defendía? Nada. Les encanta contratar a las hijas de los campesinos pobres como empleadas domésticas y pagarles dos centavos de dólar para hacer los trabajos que ellos no quieren hacer. Pero se creen más "avanzados" que Chávez y con derecho a destruir la memoria de un luchador sindical a causa de una frase.
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