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LA TAPERA DEL LAPIDADO, cuento de Javier Garin

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  Por Javier Garin 1   Mi padre me contó que le contó su madre… Ella, de niña, en Colonia Caseros, vio la tapera del lapidado. La vio una sola vez, nada más. Una sola vez se atrevió a entrar en el campo maldito, con otros chicos, en un momento de arrojo o de inconsciencia infantil. Los colonos evitaban pasar por allí. La calle vecinal que bordeaba el campo maldito no la transitaba nadie, por miedo. Caballos y sulkys daban la vuelta en el cruce y tomaban por otra huella. Pronto la calle desapareció bajo matorrales. Pero los chicos sabían que la calle y la tapera existían. Se desafiaban unos a otros a ir. Nadie iba. Todos miraban de lejos, y aún de lejos les parecía aterrador. Esa única vez se animaron y fueron. Eran un grupito de cinco chicos, tres varones y dos niñas, de no más de diez años. Después de pisotear los rastrojos y enredarse en incontables púas y espinas, llegaron hasta la tranquera abandonada. Ahora había que animarse a saltar. Lo hicieron uno tras otro.

¿VOLVER A JESÚS? UN ABORDAJE EXISTENCIAL DE UN JESUS PARA LOS NO CREYENTES, por Javier Garin

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              Por Javier Garin                  Cuando en 1999 ascendí al Aconcagua, me encontré en el refugio Berlín, a seis mil metros de altura, a un cura polaco que balbuceaba el castellano. Compartimos una noche en el refugio, a unos veinte o treinta grados bajo cero, y nos preparamos para salir a asaltar la cumbre a las tres de la mañana. Estábamos tan alto que las estrellas brillaban debajo nuestro, y eso me trajo el recuerdo de las palabras de Nietszche en “Así hablaba Zartatustra”: “Subiré y subiré, hasta que las estrellas mismas ardan bajo mis pies”. Mientras esperábamos la hora, resultaba imposible dormir, así que hablamos de lo que queríamos encontrar allí. El cura me dijo, en su media lengua:               -Voy a celebrar una misa en la cumbre. No es para nadie, sólo para Dios y para mí.               No me extrañó ese propósito, desde que la montaña siempre fue considerada un símbolo de la elevación espiritual a la divinidad. Mircea Elíade observaba con razón que

LA HISTORIA ARGENTINA COMO MITOS IDEOLÓGICOS, por Javier Garin

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  por Javier Garin REPORTAJE A JAVIER GARIN POR MIGUEL BENESTANTE PARA LA REVISTA ANDAMIOS, NUMERO DE SEPTIEMBRE DE 2022. 1-Podemos comenzar hablando de la historia como relato, ¿cuánto hay de ficción en esa historia que nos han enseñado en los colegios, la que se ha logrado instalar en la mayoría de las personas que integramos este colectivo llamado Argentina? Una buena parte es ficción, o mejor dicho, mitología. Pero no sólo en la historia que nos enseñan en los colegios, la “historia oficial”. También en las “historias alternativas”, los diversos revisionismos. Todas estas construcciones son ideológicas. Muestran una realidad “corregida”, recortada y orientada hacia la tesis que quieren demostrar los cultores de cada corriente historiográfica, para justificar posiciones políticas posteriores que ellos defienden La historia liberal clásica, la que podríamos llamar “mitrista”, es una construcción destinada a fundamentar y consolidar el naciente Estado nacional, republicano