¿QUÉ DECÍA PERÓN SOBRE LA SUPERPOBLACIÓN Y EL CONTROL DE LA NATALIDAD?, por Javier Garin
por Javier Garin
Cuando comenzaron en 2018 los debates sobre el aborto en Argentina, me sorprendió sobremanera la creación, por parte de los ideólogos del confesionalismo, de una imagen por completo distorsionada y falaz de Perón, presentándolo como un "católico ultramontano", un "abanderado de la natalidad descontrolada" y un enemigo de las políticas demográficas restrictivas.
Todo esto, por supuesto, es una mentira colosal y malintencionada que nada tiene que ver con el verdadero pensamiento de Perón, como veremos en las líneas que siguen, si el lector es permeable a razones y evidencias, y no adhiere a ninguna variante del fanatismo religioso redivivo.
Por todo requisito, se pide al lector que no se comporte como ese teólogo de la obra "Galileo" de Bertolt Bretch que decía que en la luna no hay montañas y se negaba a mirar por el telescopio de Galileo porque lo habían diseñado los holandeses protestantes.
Esta distorsión tan marcada me sorprendió, porque justamente estudié este aspecto de las doctrinas del anciano líder cuando escribí mi libro "EL ÚLTIMO PERÓN".
Pude comprobar que en reiteradas intervenciones, escritos y discursos de sus últimos años, el jefe del Movimiento Nacional manifestó la necesidad de evitar la multiplicación sin freno de la población humana en un planeta superpoblado y cuyos recursos naturales estaban sometidos ya entonces a una sobreexplotación.
Pero no me crean a mí. Vamos a los documentos:
La preocupación de Perón por la superpoblación mundial fue ya manifestada en su famosa conferencia geopolítica del 11 de noviembre de 1953, -¡hace casi setenta años!-, ante la Escuela Nacional de Guerra. Allí expuso:
"Es indudable que el mundo, superpoblado y súper industrializado, presenta para el futuro un panorama que la humanidad todavía no ha conocido, por lo menos en una escala tan extraordinaria.
"Todos los problemas que hoy se ventilan en el mundo son, en su mayoría, producto de esta superpoblación y superindustrialización, sean problemas de carácter material o sean problemas de carácter espiritual, Es tal la influencia de la técnica y de esa superproducción, que la humanidad, en todos sus problemas económicos, políticos y sociológicos, se encuentra profundamente influida por esas circunstancias.
" Si ése es el futuro de la humanidad, es indudable que estos problemas irán progresando y produciendo nuevos y más difíciles problemas emergentes de las circunstancias enunciadas. Resulta también indiscutible que la lucha fundamental en un mundo superpoblado es por una cosa siempre primordial para la humanidad: la comida. Ese es el peor y el más difícil problema a resolver."
Apréciese la lucidez de un estadista que ya al fin de la Segunda Guerra Mundial estaba avizorando las amenazas que la superpoblación y la super industrialización representaban para un mundo cuyos recursos no son ilimitados.
En su pionero "Mensaje ambiental a los gobiernos y pueblos del mundo", publicado en febrero de 1972, cuatro meses antes de la Primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente de Estocolmo, el general Perón, exiliado en Madrid, se pone a la cabeza del ambientalismo moderno, desde un enfoque tercermundista, sumándose a las preocupaciones de hombres como Olof Palme, primer ministro sueco, y el austríaco Kurt Waldheim, Secretario General de las Naciones Unidas.
En ese texto memorable -además de ocuparse de todas las amenazas y posibles soluciones frente a la acuciante degradación planetaria, y de señalar que el problema medioambiental "no es un problema más de la Humanidad: es EL problema"-, el gran estadista argentino analiza la cuestión de la superpoblación, realizando una distinción entre la situación mundial en su conjunto y la de ciertos países. A nivel mundial propone avanzar en políticas demográficas restrictivas para detener el crecimiento explosivo de la población; a nivel local, hace una excepción respecto de países escasamente poblados como Argentina. Leamos al verdadero Perón, el estadista, que en nada se parece a un fanático confesional:
" A este maremagnum de problemas creados artificialmente se suma el crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar la actual "ratio" de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2500 cada ser humano dispondrá de un solo metro cuadrado sobre el planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse que dentro de veinte años más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades grandes y medianas.
"Es indudable, pues, que la humanidad necesita tener una política demográfica. La cuestión es que aun poniéndola en práctica, ya con el retardo con que comenzaremos, no producirá sus efectos antes de fin de la década en materia educativa, y antes del fin de siglo en materia ocupacional. Y que además una política demográfica no produce los efectos deseados si no va acompañada de una política económica y social correspondiente.
"De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía de mercado, o en aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus descendientes."
Es decir que Perón postula varias cuestiones que algunos no entienden aún al día de hoy, casi cincuenta años después:
1) la superpoblación es un problema grave;
2) el desfasaje entre crecimietno poblacional y limitación de los recursos constituye una "marcha suicida" de la humanidad en su conjunto;
3) la humanidad debe tener una política demográfica restrictiva lo antes posible porque ya se ha demorado demasiado;
4)Esa política demográfica requiere contemplar tres aspectos concomitantes: la educación, el empleo y la justicia social;
5)Perón rechaza que la política demográfica se base en métodos que pongan en riesgo la vida o la salud , tales como la píldora antoconceptiva que en esos años era materia de importantes debates, debido a que las primeras píldoras habían ocasionado riesgos para la madre y malformaciones en los niños. Vale decir, que lo que cuestiona son los efectos adversos y contraindicaciones de píldoras a la sazón deficientemente desarrolladas, no la planificación familiar y demográfica ni el uso de métodos seguros.
Más adelante, la Carta Ambiental de Perón agrega:
"Para poner freno e invertir esta marcha hacia el desastre es menester aceptar algunas premisas: (...) que el crecimiento de la población debe ser planificado sin preconceptos de ninguna naturaleza".
Aclara que "por el momento más importante que planificar el crecimiento de la población es aumentar la producción y mejorar la distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la educación y la salud pública". Esa aclaración, "por el momento", significa que hay una urgencia en aumentar los alimentos y otros bienes, pero no que haya que posponer o rechazar el control poblacional.
En efecto, ¿cómo este estadista de talla mundial, que desde los comienzos de su carrera política fue partidario de la planificación, que creó el modelo de la planificación moderna en Argentina a través del Consejo Nacional de Postguerra, que fue el primero en utilizar científicamente los estudios estadísticos y que tuvo entre sus principales colaboradores a José María Figuerola, introductor de la estadística pública en el país, iba a pensar que hay que planificarlo todo menos la demografía?
Es obvio que Perón tenía forzosamente que estar a favor de la planificación demográfica y familiar y de las políticas de control de natalidad, cuando él mismo dice que la superpoblación es un problema gravísimo y suicida.
¿Se entiende la falta de respeto ofensiva hacia la talla mundial de estadista de Perón por parte de esos enanos que durante dos años no se han cansado de mentir diciendo que Perón se oponía al control de natalidad?
Por más que no les guste a los "confesionales", Perón no era confesional, ni adhería al Opus Dei, ni formaba parte de la grey musulmana ni de cualquier secta que piense que hay que tener hijos por docenas, ni opinaba que debía dejarse al azar y al "crecimiento natural y espontáneo" una variable fundamental como la población.
Prosigamos con otro párrafo de la Carta Ambiental:
"El crecimiento de la población debe ser planificado, en lo posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no rige para Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas y sociales globalmente racionales"
Aquí plantea Perón las tres limitaciones que concibe para el control de la natalidad: 1) que no sea mediante métodos nocivos para la salud (como habían resultado las fallidas primeras píldoras anticonceptivas); 2) que en un panorama general de restriccion de la población, no se puede imponer políticas restrictivas en países despoblados, como Argentina, que en esos momentos tenía poco más de veinte millones de habitantes; 3) que debe haber un complemento de justicia social y no sólo control de nacimientos.
La particular despoblación argentina fue la que motivó la adopción, por parte de Perón, en su tercer gobierno, de políticas natalistas a nivel exclusivamente local, y no como un postulado "universal".
Si Perón no fue suficientemente claro en estos textos diáfanos y que sólo un sectario o un obtuso no comprendería, vayamos a su disertación, harto conocida, de 1974, ya en Argentina:
“Nosotros debemos pensar que quizás antes del año 2000, en que se doblará la actual población en la Tierra y disminuirá a la mitad la materia prima disponible para seguir viviendo, se va a tener que producir, indefectiblemente, la integración universal. Es decir que los hombres deberán ponerse de acuerdo en la defensa total de la Tierra y en su utilización como hermanos y no como enemigos unos de otros. .
"Además de eso, será necesario llegar a la solución del problema de la superpoblación. En la Tierra ya ha habido superpoblación; eso se ha producido en algunas regiones, ya que obedece no sólo al número de habitantes, sino a la desproporción entre el número de habitantes y los medios de subsistencia. .
"Las soluciones han sido siempre de dos naturalezas: una es la supresión biológica, es decir, matar gente, de lo cual se encargan la guerra, las pestes y el hambre, que es la enfermedad que más mata en la Tierra. La otra solución es el reordenamiento geopolítico, que permite una mayor producción y una mejor distribución de los medios de subsistencia. .
"Si el hombre, en lo que resta hasta el año 2000 y comienzos del siglo veintiuno, no ha resuelto el problema por la vía geopolítica, produciendo más y distribuyendo con mayor justicia lo que el hombre necesita para subsistir, no quedará otro remedio que lanzar en masa la bomba atómica, que también puede ser la solución si la insensatez de los hombres no ha utilizado el camino constructivo y se ha decidido por el destructivo. "
Más adelante explica que esa integración universal con miras a salvar la especie humana ("universalismo" o, como diríamos hoy, globalización), se cumplirá o por los grandes imperios o por los pueblos organizados, pero se cumplirá indefectiblemente.
Este discurso ha sido interpretado malintencionadamente por los antiperonistas adjudicándole a Perón la intención de eliminar el exceso poblacional mediante la guerra nuclear y las pestes, cuando lo que dice es justamente lo contrario: que eso es lo que hay que evitar mediante una prudente organización geopolítica. Es un argumento "ad absurdum" pero ya vemos que no sólo los ultramontanos del peronismo son mentecatos, tambien hay superpoblación de estúpidos en el bando del antiperonismo.
Por supuesto que la posición geopolítica de Perón sobre el control de natalidad nada tiene que ver con los planes imperialistas norteamericanos expuestos en el Informe Kissinger. En mi libro "EL ÚLTIMO PERÓN" explico las diferencias detalladamente, pero podemos resumirlas así: Kissinger aspira a la despoblación de países que detentan materias primas necesarias para la industria norteamericana como una forma de facilitar el acceso a tales recursos al Imperio bifronte anglosajón. Perón tiene una mirada humanista y universalista que ve en la restricción de la explosión demográfica una necesidad para EVITAR la sobreexplotación y agotamiento de los recursos limitados del planeta, las guerras y hambrunas y la destrucción de la humanidad. Los intereses de Kissinger son los del imperialismo bifronte anglosajón; Perón, en cambio, defiende los intereses de los pueblos, la justicia, la equidad y la sobrevivencia de la humanidad en su conjunto. Y ni qué hablar de los medios: el Plan Kissinger no vacila en promover el genocidio, la esterilización forzada, etcétera. Perón plantea medios humanistas para fines humanistas.
Otra cuestión que omiten los sectores nacionalistas que intentan falsificar a Perón convirtiéndolo en un "nacionalista católico" es que los problemas demográficos de Argentina no se solucionan sólo "teniendo decenas de hijos", y que una herramienta simple y clara, a la que nunca fue adverso Perón, sino todo lo contrario, es la promoción de la inmigración. Después de todo, Perón sabía muy bien, como gran conocedor de la historia, que la fómula alberdiana había significado un rotundo éxito, convirtiendo a la Argentina en una potencia mundial entre 1853 y 1930. También en los años cuarenta y cincuenta el país recibió inmigrantes de manera exitosa.
Mientras los nacionalistas católicos odian a Alberdi, Perón lo estimaba y reconocía los beneficios de la inmigración: el Plan Trienal incluía previsiones para fomentar la inmigración extranejra, considerada clave, así como para garantizar una mejor distribución de la población en el territorio argentino revirtiendo la concentración histórica en el área metropolitana. Pero claro: sucede que esos mismos sectores "nacionalistas" odian a los inmigrantes bolivianos, paraguayos, chilenos, peruanos, chinos, coreanos y senegaleses, y quieren que se "cierren las fronteras", aunque sectores enteros de la vida económica se queden sin mano de obra... ¡En fin! Para algunos, al humano hay que defenderlo cuando es un embrión; cuando ya nació hay que discriminarlo, perseguirlo, expulsarlo y liquidarlo...
Es resumidas cuentas: ya he explicado en un artículo anterior los graves enfrentamientos que tuvo Perón con la jerarquía católica, que lo terminó derrocando a los bombazos al lema de "Cristo Vence", como llevaban los aviones de la Marina pintado en el fuselaje, mientras muchos curas hacían colectas para comprar armas destinadas al golpe de Estado.
También expliqué que Perón era un hombre espiritual y cristiano, pero no católico practicante y mucho menos ultramontano; que vivía en concubinato y no quiso casarse ni con Evita ni con Isabelita hasta que las circunstancias políticas lo obligaron; que se llevó muy mal con la Iglesia a partir de la creación del Partido Demócrata Cristiano; que hizo sancionar tres leyes considaradas ofensivas por los católicos de entonces: la ley de equiparacion de los hijos extramatrimoniales, la ley de Divorcio Vincular (creada por Peron y no por Alfonsin como habitualmente se cree, y luego derogada por el católico Lonardi) y la ley de eliminación de la enseñanza religiosa. Los enfrentamientos llegaron hasta tal punto que en 1955 hubo quemas de iglesias por algunos desaforados militantes peronistas, vandalismo que no se veía desde el año 1811, cuando el Ejército auxiliar del Alto Perú, al mando de Castelli, permitió que algunos de sus miembros participaran en la destrucción de templos en el Altiplano.
Queda claro con las citas precedentes que lo que Perón pensaba de la superpoblación y el control de natalidad es lo contrario de lo que difunden los sectores "confesionales" tergiversando malintencionadamente su pensamiento.
Los documentos no mienten. Pueden inventar lo que quieran y pueden tergiversar cuanto les plazca, pero el pionero y visionario pensamiento de Perón está por escrito y no lo pueden borrar por más que lo deseen.
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