EL CHARANGO DEL DIABLO, por Javier Garin- (otra historia de fantasmas)
por Javier Garin 1 Cuando el Ramoncito tenía apenas cuatro años su madre lo llevó a Tilcara para las festividades. Esa fue la primera vez que oyó tocar el charango al gran maestro Antonio Sánchez. Y nunca más pudo olvidarlo. En primera fila del improvisado auditorio, el Ramoncito seguía sus malabarismos sonoros con los ojitos muy abiertos, casi sin pestañear. Sánchez notó el embeleso del changuito: esa muda emoción de un alma simple que, en su ingenuidad, halaga al verdadero artista mucho más que el gesto aprobatorio de los eruditos. Inclinándose al final de la ejecución, dijo a su pequeño admirador: -¿Te gusta el charango? Como el niño, en su timidez, no acertara a responder, agregó sonriente: -¿Darías el alma por tocar? Y puso el instrument