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PREGUNTAS SOBRE JESUS. REFLEXIONES SOBRE EL JESUS HISTÓRICO. Por Javier Garin

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  POR JAVIER GARÍN Me escribe el señor Carlos Fernández pidiéndome precisiones sobre mis posturas en torno al Jesús histórico que procuraré responder metódicamente, agradeciendo su interés y la oportunidad de explicarme. Veamos:   1)“Saludos, usted no me conoce, pero yo llegué a leer varios artículos suyos que compartió en un grupo dedicado al estudio del Jesús histórico. No sé si le molestaría que le hiciera unas preguntas relacionadas a Jesús de Nazareth como personaje histórico y sobre la visión que usted tiene sobre él. Una cuestión que me llama la atención es que en los artículos que dedicó al Jesús histórico usted remarca que hay una “rebajación sistemática” o un tipo de “apologética anticristiana” contra Jesús como maestro judío, para ello presenta un análisis que busca contrariar todas las conclusiones a las que ha llegado la academia. Debo decir de antemano que considero al retrato de Jesús como profeta apocalíptico uno de los que resultan más fiables para tratar de ac

LA LECCION DEL LIMONERO, por Javier Garin

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  por Javier Garin LA LECCION DEL LIMONERO: Por Javier Garin. Yo tendría unos seis años cuando mi padre plantó un limonero en el jardín de la calle Posadas, en Lomas de Zamora. Era hermoso pero no fructificaba. Un día le preguntó a un viejo jardinero, conocido suyo, si había algún producto para estimularlo. -Golpee fuerte con un palo la base del tronco- dijo el jardinero. Mi padre hizo la prueba. Fue como un milagro: a los pocos meses el limonero lucía cargado y doblegado bajo el peso de decenas de limones. -¿Qué explicación tiene esto?- preguntó mi padre. -Algunos árboles son como personas –le respondió el jardinero-. Sólo dan frutos después de que la vida los ha golpeado. No habría motivo para que yo recordara este diálogo circunstancial si no hubiera una verdad en esas palabras del jardinero, que mi padre, con los años, solía citar como si se trataran de un proverbio de Salomón. Mi padre murió en 2003. En su velorio no lloré, como no había llorado en el de mi abuelo Camilo. A